● En un nuevo Llamado a la Acción, WWF y más de 90 organizaciones y líderes de opinión instan a los bancos centrales y a los supervisores financieros a gestionar los riesgos financieros relacionados con el clima y la biodiversidad como parte de sus mandatos principales.
● La obligación de revelar informaciones relacionadas con el clima son un primer paso fundamental, pero no son suficientes para protegerse de los riesgos que plantean el cambio climático y la pérdida de biodiversidad.
● Basándose en una nueva hoja de ruta que establece lo que deben hacer los bancos centrales y los supervisores financieros, el Llamado a la Acción subraya la importancia de tratar el cambio climático y la pérdida de naturaleza como una doble crisis financiera.
En un Llamado a la Acción mundial lanzado este martes, WWF y más de 70 organizaciones, ONG, grupos de reflexión y líderes de opinión individuales llaman a los bancos centrales y a los supervisores financieros a utilizar todas las herramientas disponibles para abordar las crisis interrelacionadas de pérdida de biodiversidad y de cambio climático, reconociendo los riesgos financieros que generan.
El Llamado a la Acción, firmado por organizaciones como la Iniciativa Financiera del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la Oficina Europea de Medio Ambiente, NatureFinance (antes Finanzas para la Biodiversidad), el NRDC y la New Economics Foundation, establece medidas tangibles para que los bancos centrales y los supervisores financieros limiten los impactos ambientales y climáticos, se protejan contra los riesgos futuros y utilicen su papel de modeladores del mercado para influir en un cambio más amplio. El Llamado a la Acción subraya que los impactos ambientales de hoy generan los riesgos de mañana y, por tanto, está en el mandato de los bancos centrales y los reguladores financieros adoptar medidas preventivas.
Este llamado se produce en el momento en que los responsables de la política económica internacional se reunirán en varios encuentros cruciales durante los próximos meses, como la Reunión de Ministros de Finanzas y Gobernadores de Bancos Centrales del G20 y la Cumbre de Jefes de Estado del G20, así como la COP27 sobre clima y la COP15 sobre biodiversidad. Los firmantes del Llamado a la Acción instan a los bancos centrales y a los supervisores financieros a:
● Adoptar el objetivo de naturaleza positiva para 2030, limitar el calentamiento global a 1,5ºC y lograr emisiones netas cero para 2050 como anclajes clave para sus mandatos.
● Fomentar la transformación económica garantizando que las políticas monetarias y los instrumentos de regulación financiera reflejen mejor el costo económico y el riesgo financiero de las actividades económicas, empresas y sectores «siempre perjudiciales para el medio ambiente», ya que estos activos representan los mayores riesgos financieros.
● Exigir a todas las instituciones financieras reguladas que publiquen planes de transición creíbles para la biodiversidad y el cambio climático.
La política monetaria y los instrumentos de regulación financiera deben abordar la importante inestabilidad financiera y de precios que provoca la pérdida de biodiversidad y el calentamiento global, que seguirá aumentando, según el Llamado a la Acción. En particular, WWF sostiene que la reunión de Ministros de Finanzas y Gobernadores de Bancos Centrales que tendrá lugar en Bali el 13 y 14 de octubre, presenta una oportunidad clave para que los países traduzcan los compromisos en acciones concretas, y puedan:
● Tratar la pérdida de biodiversidad y el cambio climático como una única doble crisis y reconocer los efectos desestabilizadores masivos que tiene sobre la estabilidad financiera y de precios
● Utilizar un enfoque precautorio y trabajar de forma proactiva y decidida para prevenir futuros riesgos
● Reconocer que los impactos de hoy son los riesgos de mañana y adaptar la regulación y supervisión financiera a un horizonte temporal más largo (10-30 años).
La economía mundial y el sistema financiero están profundamente arraigados en la naturaleza, pero ésta se está perdiendo a un ritmo sin precedentes. Al absorber los gases de efecto invernadero, los ecosistemas sanos podrían proporcionar el 37% de la mitigación necesaria para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5ºC. Pero el cambio climático, la pérdida de hábitat y biodiversidad causada por el hombre, así como la deforestación y la conversión de tierras, y otros factores clave de la pérdida de naturaleza, socavan este proceso y liberan más CO2 del que puede ser absorbido. Los nuevos datos sobre el impacto de las temperaturas muy altas en los precios también revelan que las temperaturas extremas tienen efectos notables en la evolución de los precios.
Los bancos centrales y los supervisores financieros han reconocido la amenaza que suponen las crisis medioambientales para la estabilidad financiera y el nivel general de los precios, y se han comprometido a hacer frente al cambio climático, a la pérdida de biodiversidad y a apoyar la transición a una economía con bajas emisiones de carbono. El Llamado a la Acción pone de manifiesto que las acciones actuales -como la divulgación de información relacionada con el clima- no son suficientes para protegerse de los riesgos que plantea esta doble crisis:
● Las tasas actuales de pérdida de naturaleza podrían costar a la economía mundial 2,7 billones de dólares anuales de aquí a 2030.
● Hasta 24 billones de dólares en activos podrían estar en riesgo por el calentamiento de 2,5ºC.
● El calentamiento global sin freno podría crear un mundo «no asegurable», debido a los riesgos e impactos climáticos.
Margaret Kuhlow, líder de la práctica de finanzas de WWF, dijo: «Los bancos centrales y los supervisores financieros existen para proporcionar estabilidad financiera y de precios. Si no se toman medidas urgentes para comprender y gestionar mejor los riesgos relacionados con el clima y la naturaleza, estos riesgos tendrán importantes repercusiones macroeconómicas.»
Jessica Smith, directora de la Iniciativa Financiera para la Naturaleza del PNUMA, señaló: «Es alentador el liderazgo que estamos viendo en el sector privado sobre este tema, por ejemplo, en el Grupo de Trabajo sobre Divulgación de Información Financiera relacionada con la Naturaleza y el Compromiso de Financiación para la Biodiversidad. Ahora es fundamental que los bancos centrales y los reguladores den un paso adelante en lo que respecta a la biodiversidad y la naturaleza, y vayan más allá de la divulgación, para incorporar lo que se hace cada vez más de forma voluntaria, en todo el sector. Deben actuar con rapidez para que podamos invertir la tendencia a la pérdida de la naturaleza antes de 2030 y poner nuestras economías en armonía con la naturaleza antes de 2050».
Mariann Breu, coordinadora senior de Huella Ecológica y Mercados de WWF Chile, indicó que “en Chile el Banco Central y otros reguladores financieros ya han mostrado interés y están avanzando en temas como modelos macroeconómicos de evaluación de servicios ecosistémicos y la integración del capital natural, y existen comités multiactores para el llamado enverdecimiento de la regulación financiera, así como una mesa público-privada de finanzas para la incorporación de riesgos y oportunidades de cambio climático en estrategias de negocio. Esperamos que el país profundice estas acciones, que hoy aparecen como muy necesarias para lograr un desarrollo sustentable y duradero”.