El Consejo del Banco Central acordó este martes incrementar la tasa de interés de política monetaria en 100 puntos base, posicionándola en 10,75%, afirmando que se trata de su nivel máximo.
La decisión fue adoptada con los votos de la presidenta Rosanna Costa y los consejeros Alberto Naudon y Luis Felipe Céspedes. A su vez, el vicepresidente Pablo García votó por aumentar la TPM en 125 puntos base, mientras que la consejera Stephany Griffith-Jones votó por aumentarla en 75 puntos base.
El análisis hecho por el instituto emisor indica que la inflación mundial ha seguido aumentando y dando señales de mayor persistencia, mientras que los bancos centrales han continuado elevando sus tasas de referencia.
Es así que el Banco Central Europeo inició su proceso de normalización monetaria durante julio y destaca la Reserva Federal de Estados Unidos, que ha asumido una postura más contractiva para controlar la inflación. En este contexto, las perspectivas de crecimiento global se han deteriorado, en medio de condiciones que se mantienen desfavorables especialmente para las economías emergentes.
Los mercados financieros globales han seguido mostrando una elevada volatilidad, principalmente por la incertidumbre respecto de la trayectoria de política monetaria de la Fed y sus impactos. Las tasas de interés de largo plazo, en general, han aumentado en las últimas semanas y el dólar ha seguido apreciándose a nivel global. El barril de petróleo ha retrocedido a cerca de US$90 (-13% desde la última reunión), en tanto el cobre ha exhibido vaivenes y se ubica en torno a US$3,5 la libra (+3% desde la última reunión). Los precios de los alimentos también han mostrado descensos importantes.
Asimismo, el Central indica que desde el anuncio de intervención del Banco Central las tensiones en el mercado cambiario han disminuido. La volatilidad ha descendido y el tipo de cambio se ha apreciado. Las tasas de interés de largo plazo se ubican en niveles similares —aunque con fluctuaciones— a los de la reunión previa, mientras que la bolsa ha acumulado ganancias. El crédito continúa con un débil dinamismo, en un contexto en que bancos y empresas consideran que las condiciones financieras son restrictivas.
A su vez, la actividad ha seguido su proceso de ajuste tras los fuertes desequilibrios acumulados en 2021 y los datos del segundo trimestre mostraron un retroceso de 0,5% del PIB no minero —serie desestacionalizada— respecto del trimestre precedente. Esta tendencia se mantuvo en julio, mes en el cual el Imacec no minero decreció 0,8% mensualmente en su serie desestacionalizada. Por el lado del gasto, los datos del segundo trimestre mostraron caídas tanto en la inversión como en el consumo.
Además, el mercado laboral ha perdido fuerza, observándose una baja creación de empleo y un descenso en las vacantes. La tasa de desempleo no muestra mayores cambios. La variación anual de los salarios reales se mantiene en niveles negativos y los indicadores de confianza de los consumidores y de las empresas siguen en terreno pesimista.
La inflación total ha continuado aumentando y se ubicó en 13,1% anual en julio, mientras que la inflación subyacente —medida por el IPC sin volátiles— subió a 10% anual. El dato de IPC de julio sorprendió al alza, principalmente por el mayor aumento de los precios volátiles. Las expectativas de inflación de las encuestas —EEE y EOF— se han ajustado al alza.
Con esta decisión del Central, la TPM se ubica en torno al nivel máximo que considera el escenario central del IPoM de septiembre, advirtiendo que los próximos movimientos de la tasa dependerán de la evolución del escenario macroeconómico y sus implicancias para la convergencia de la inflación a la meta.
En ese sentido, el Consejo permanecerá especialmente atento a los riesgos al alza para la inflación, tanto por el elevado nivel que ésta ha alcanzado como por el hecho de que las expectativas de inflación a dos años plazo siguen por sobre 3%.