Por Gonzalo Valdés, Rector del Centro de Formación Técnica de la Región Metropolitana de Santiago.
Este mes, la educación Técnica cumple 80 años en Chile y los desafíos por enfrentar en esta área son muchos y uno de ellos, es el que este año las autoridades de los centros de formación queremos resaltar: La igualdad de género, concepto bajo el cual estamos educando desde la prebásica, hasta la educación superior.
La educación con perspectiva de género implica la formación de los alumnos sobre la base de la equidad entre los sexos, buscando alternativas que les permitan acceder de manera igualitaria a los servicios que brinda el sistema educativo, que gradualmente se transforma y sin discriminación de ningún tipo.
Todo un desafío para los docentes y funcionarios de las entidades educativas y también para los mismos alumnos, que deben aprender el respeto mutuo, para no hacer diferenciaciones entre sus pares y crecer con igualdad durante el tiempo que se desarrolla su aprendizaje.
Y si bien la educación básica y media ya instala los primeros pilares, es en la educación superior donde formamos profesionales, que mañana saldrán a la calle a trabajar, en lugares donde hombres y mujeres deben ser iguales y donde se debe respetar el rol de cada género, escuchando opiniones, ideas, realizando cambios y avanzando de la mano.
¿Un desafío? Sin duda lo es, pero más aún para la educación Técnico Profesional, donde tradicionalmente y por casi 80 años, los que cumplimos justamente en este mes de agosto, se han impartido carreras que han sido relacionadas con el género masculino, pero que cada día abren más las puertas a las mujeres.
Hoy podemos afirmar que la Educación Superior Técnico Profesional (ESTP) se ha transformado en un importante vehículo de movilidad social e inclusión para miles de chilenos y chilenas. Sin ir más lejos, el 56 % de estudiantes mujeres se titula de algún IP o CFT, lo que reafirma que la educación técnico-profesional es además el mejor camino para avanzar en equidad.
Sin embargo, bien sabemos que todavía hay un largo camino por recorrer para lograr eliminar las brechas de género existentes en este subsector educacional
En nuestro Centro de Formación Técnica de la Región Metropolitana de Santiago, tenemos a mujeres estudiando carreras como Logística o Electricidad Industrial, buscando cupos para desarrollarse profesionalmente en empresas y rubros reconocidos como “masculinos”, pero que sí tienen cabida para ellas, labores que hace una década no eran del alcance de todos.
Pero también existe una responsabilidad sector industrial y empresarial, de incentivar la contratación femenina en labores tradicionalmente ejecutadas por hombres. Sin ir más lejos, de acuerdo al reporte “Efecto económico del sesgo de género en las decisiones vocacionales”, las mujeres obtendrían un 7 % más de remuneración que los hombres al primer año en carreras masculinizadas.
Porque así como damos espacio a la diversidad, a la discapacidad o capacidades diferentes, tenemos que comenzar con la equidad de género, para estar a la par de un mundo globalizado, de países donde este tema ya es una constante.