Por: Felipe Porter, VP of Sales de Beetrack
En estos tiempos de cambio climático y escasez de recursos limitados, los vehículos eléctricos han demostrado ser un aliado en cuanto a sostenibilidad y eficiencia, en comparación a los vehículos convencionales con motores de combustión cuyas emisiones de gases provocan efecto invernadero. Sin embargo, y aún cuando los sistemas eléctricos de transporte público de pasajeros y de transporte comercial ya están teniendo un uso generalizado, hoy el debate ético respecto a su creciente apuesta parece tener un nivel de prioridad asombrosamente bajo.
Y es que la electromovilidad promete transformar la industria de la logística tanto en términos de su modelo de negocio como en la gama de soluciones y tecnologías avanzadas aplicadas a sus procesos. Así lo concluyó el estudio «Delivering Tomorrow: Towards Sustainable Logistics», publicado por la Deutsche Post DHL, destacando que ante el crecimiento del e-commerce, y en consecuencia del sector logístico, el alcance de las iniciativas que apuntan hacia la sustentabilidad en el sector pueden llegar a ser claves en su futuro desarrollo.
A nivel internacional empresas como Amazon, que ya ha trazado importantes lineamientos al respecto. Recientemente la compañía tecnológica hizo pública su intención de cumplir el Acuerdo de París firmado por las Naciones Unidas y alcanzar las cero emisiones de CO2 para 2050, al margen de que previo a dicho anuncio había planteado el objetivo de convertirse en una compañía 100% sostenible en 2040. En esta línea, a fines de septiembre pasado anunciaron la compra de 100 mil camiones eléctricos de la marca Rivian, a través del que buscan continuar con su crecimiento, pero disminuyendo, a la vez, su huella de carbono.
Pero a la hora de apostar por la electromovilidad para seguir una senda más sustentable, es clave que las empresas de transporte comercial ligadas a la industria de la logística abran la puerta a nuevas tecnologías que les permitan desarrollar una labor cada vez más consciente y acorde a los tiempos actuales. Deberían contar, por ejemplo, con softwares que puedan medir la huella de carbono y les colaboren entregando una mayor eficiencia a la hora de tomar decisiones, optimizar rutas de transporte para hacerlas menos contaminantes, y gestionar mejor las cargas de cada vehículo eléctrico con la finalidad de que cada viaje que se haga resuelva la mayor cantidad de necesidades. Sólo así alcanzarán de mejor manera los objetivos de sustentabilidad que se planteen.
Dicho esto, se hace imperativo que la creciente apuesta por la electromovilidad en el sector vaya de la mano con la incorporación de nuevas tecnologías disponibles para la logística y trazabilidad. Su implementación es parte de la responsabilidad de los servicios de logística; responsabilidad que crece día a día en Chile y el mundo.