Mientras en Chile la discusión pública está centrada en la rencilla y la pelea chica de la oposición con el oficialismo, en la defensa de la «pega» que hace un Senado de dudosa capacidad legislativa, en la sempiterna lucha ideológica de la derecha con la izquierda y viceversa, el resto del mundo está en medio de una crujidera económica sin precedentes, provocada por múltiples factores como la pandemia del coronavirus (que ha ultraenriquecido a China), la invasión rusa a Ucrania, el cambio climática y los malos gobiernos en todos los países, hoy tienen literalmente hundido al mundo en una creciente hambruna y una inflación imparable con precios de petróleo que solo hará dueños del mundo al cártel e la OPEP.
En ese escenario de «vacas flacas», la inflación es el la principal causal de la miseria humana, tal como da cuenta la reciente encuesta Food Banks Canada y realizada por Mainstreet Research, que indica que el hambre y la inseguridad alimentaria están aumentando en el país, siendo los canadienses de más bajos recursos los más golpeados por la inflación.
En Canadá, los precios de los alimentos subieron 9,7% en mayo en comparación con el año anterior, igualando el aumento de abril. Casi todo ha subido, desde la carne hasta las frutas y verduras y los productos básicos de la despensa, como la harina y el aceite de cocina, que aumentaron 30 %. Las frutas frescas costaban 10% más que hace un año, mientras que las verduras frescas subieron 8,2 % en el mismo período.
Según el sondeo, casi 23% de los canadienses (1 de 4) reportaron comer menos de lo que deberían porque no tenían suficiente dinero para comprar comida. Esta proporción casi se duplica en el caso de las personas que ganan menos de 50.000 dólares al año.
Lo anterior ya lo venía advirtiendo la ONU: «La ONU pidió mayor inversión en agricultura y pidió 1.500 millones de dólares para ayudar a que, en la próxima siembra, los campesinos estabilicen e incrementen la producción local de alimentos«.