La investigación da cuenta de aspectos inéditos que describen cómo se sienten hoy las personas LGTBIQ+, en una sociedad chilena que aún está en deuda respecto de acciones que apunten a una plena y real integración.
El próximo 28 de junio se conmemora el Día del Orgullo y GfK, consultora global que ofrece conocimiento a partir de datos y perspectivas, entrega una radiografía de la diversidad sexual en el país tomando como base el estudio Chile3D elaborado entre enero y marzo de este año a más de 5 mil personas de todos los grupos etarios y socioeconómicos.
En el estudio se establece que el 8% de la población declara ser parte de la diversidad sexual, teniendo una mayor presencia entre la Generación Z (15 a 26 años) con un 19%.
Solo un 32% de las personas LGTBIQ+ se declara satisfecho con su vida en general y un 35% considera que no cuentan con todas las libertades para toma decisiones en su vida. En esta misma línea, solo un 21% de los encuestados está conforme con su trabajo o cargo que desempeña y solo un 25% con su desarrollo profesional.
La familia sigue siendo un espacio donde existen barreras a la diversidad sexual, en ese sentido, un 45% de los consultados se considera satisfecho con su relación familiar. En este punto, los amigos cumplen un rol importante como fuente de apoyo y es por eso que un 24% tiene como plan para este año, dedicarles más tiempo a los amigos, a diferencia de las personas heterosexuales, que solo en un 12% comparte esta idea como objetivo para el 2022.
La diversidad sexual tiene una marcada desconfianza tanto con empresas y marcas, con un 57% y 44% respectivamente, porcentaje que superior al que manifiestan las personas heterosexuales.
Estos datos parecen dar cuenta que los esfuerzos de las marcas por visibilizar la diversidad sexual no han dado mayor resultado, ya que un 67% de las personas LGTBIQ+ considera que en términos generales no se siente identificado con la publicidad que observa y un 58% siente que los mensajes que transmiten las publicidades no son creíbles. En ambos tópicos, las cifras superan en 10pp la percepción de los heterosexuales.
Asimismo, aún se observan diferencias entre la diversidad sexual y heterosexuales y el total de la población en temas más coyunturales, como el trato con niños y niñas trans y el uso del lenguaje inclusivo.
54% de la diversidad sexual está de acuerdo con que niños y niñas trans cambien su sexo y nombre de acuerdo a su identidad sexual, mientras que un 35% de heterosexuales aprueba esta alternativa y solo 38% de la población la comparte.
Respecto del lenguaje inclusivo, 45% de la diversidad sexual está de acuerdo con su implementación, lo que contrasta con el 26% de los heterosexuales y 29% del total de la población.
“Los jóvenes actuales presentan menor miedo de poder expresarse e identificarse como ellos deciden, gracias a la lucha por la visibilidad que han dado las generaciones mayores, que si vivieron más barreras y discriminación. Hoy nos enfrentamos a una sociedad que cambia, y vemos realidades que antes se mantenían escondidas o no queríamos ver, entendiendo a las familias más allá del clásico concepto: mamá, papá e hijos”, sostiene Sebastián Medina Research Manager en GfK.
“Aunque hemos avanzado en legislaciones que protegen a esta comunidad, aún existen diferencias significativas en cómo se sienten en comparación con los heterosexuales. Tienen menores niveles de satisfacción con la vida en general (32%) y la libertad de tomar decisiones en la vida (35%), sintiendo aún mayor represión en cuanto a mostrarse de manera natural, declarándose más tímidos y tranquilos”, añade Sebastián Medina.
Los espacios donde se deberían sentir más seguros -complementa-, al parecer no lo son tanto. Existe menor satisfacción en su relación de familia, surgiendo los amigos y amigas como fuente fundamental de apoyo. Incluso el espacio laboral, donde en comparación con los heterosexuales, se encuentran menos satisfechos con el cargo que desempeñan y el desarrollo de su carrera como trabajador. Asimismo, pese a que las empresas han incluido a la diversidad sexual en sus propuestas, aún existe desconfianza y baja sensación de representatividad en la forma en que se los incluye”.
Finalmente, Sebastián Medina concluye: “Son Innegables y evidentes los avances que se han logrado en el país durante los últimos años en relación con la comunidad LGTBIQ+, sin embargo, ¿Han sido suficiente?, ¿Han permitido a las personas que pertenecen a la diversidad sexual mejorar su satisfacción? Al parecer aún tenemos tareas pendientes como sociedad, para que los resultados sean mejores y generemos un entorno donde todos nos sintamos parte.