Proyecto T tiene como objetivo principal otorgar atención psicológica y consejería a personas transgénero, transexuales, de género no conforme y de género diverso, como también a sus familias, parejas y comunidades. Del total de consultantes actuales, aproximadamente un 45% vive en regiones y se atiende de forma online.
“Si en Santiago las dificultades para tener atención psicológica son importantes, en regiones es aún más complejo”, advierte Claudio Martínez, director del Centro de Estudios en Psicología Clínica y Psicoterapia UDP y quien lidera la iniciativa Proyecto T, una instancia que busca proporcionar apoyo psicológico a personas trans y que recientemente cumplió dos años de funcionamiento.
Surgido desde el Centro de Estudios en Psicología Clínica y Psicoterapia (CEPPS) de la Universidad Diego Portales y, en particular, de su línea de estudios sobre salud mental y psicoterapia en la diversidad sexual y de género, el objetivo principal de Proyecto T es otorgar atención psicológica y consejería gratuita a personas transgénero, transexuales, de género no conforme y de género diverso, como también a sus familias, parejas y comunidades. Esto al tiempo que también permite, como objetivos complementarios, fortalecer la formación de pre y postgrado en temáticas asociadas, investigación en psicoterapia y salud mental con personas pertenecientes a la población objetivo.
Este programa, surgió en el contexto de pandemia y actualmente está conformado por un equipo de 12 profesionales psicólogas/os, todas/os voluntarias/os pro-bono. “Las necesidades de atención psicológica de la comunidad trans y de género no conforme en Chile son muy grandes. Todas las semanas nos llega uno o dos pacientes nuevos con sus familias o alguna institución, como colegios o fundaciones, que tienen entre sus miembros a algún adolescente o joven, principalmente, que está pasando por problemas psicológicos importantes. Esto no solo asociado a la identidad de género, sino también por las condiciones de la pandemia, que han hecho súper difícil la vida de las comunidades trans”, asegura Martínez.
En 22 meses de funcionamiento, el programa ha atendido más de 120 personas que han solicitado algún tipo de atención. La mayoría son jóvenes trans masculinos que han hecho la transición social y, cerca de la mitad, algún tipo de transición médica (hormonas o cirugías). Un grupo importante se autoidentifica como de género no-binarie. Algunes presentan algún grado de disconformidad de género sin haber hecho ninguna transición (social, médica, psicológica).
Al tratarse de una iniciativa que se realiza de forma remota, aproximadamente un 45% de los/las consultantes viven actualmente en regiones. “Lo online ha sido un acierto para atender a pacientes que son de regiones, de tal modo que este servicio, que es gratuito, se ha convertido en un lugar de acogida para sus necesidades”, comenta Martínez.
En este año de funcionamiento, también se ha podido observar que el promedio de edad de los consultantes es de 23,9 años. Un 23,8% cuenta con estudios superiores (técnicos o universitarios) y un 42,8% no han terminado o han abandonado sus estudios superiores. En términos laborales, un 86% estudia y/o trabaja y, en esta última categoría, la mayoría lo hace a través de trabajos autogestionados.