El presidente ruso, Vladimir Putin, purgó a más de 150 agentes la Oficina Federal de Seguridad (FSB), la agencia de inteligencia sucesora de la KGB, y envió a prisión al jefe del departamento responsable de Ucrania.
En una señal de la furia del mandatario ruso por los fracasos de la invasión, unos 150 oficiales de la Oficina Federal de Seguridad (FSB) han sido despedidos, incluidos algunos que han sido arrestados, según dio a conocer el diario británico The Times ayer lunes.
Los agentes expulsados pertenecían al Quinto Servicio, una división que Putin –entonces director del FSB– creó en 1998 para efectuar operaciones en los países de la ex Unión Soviética, con el objetivo de mantener a esos países en la órbita de Rusia.
Las autoridades pusieron bajo arresto domiciliario el mes pasado a Sergei Beseda, ex jefe del Quinto Servicio, quien posteriormente ha sido trasladado a la prisión Lefortovo administrada por el FSB en Moscú. La prisión es de triste recuerdo debido a que el NKVD, servicio predecesor de la KGB, la usó para interrogatorios y torturas durante la Gran Purga de Stalin en la década de 1930.
La purga fue informada por Christo Grozev, director ejecutivo de Bellingcat, organización de investigación especializada en Inteligencia militar, quien precisó que el oficial había sido despedido por “informar información falsa al Kremlin sobre la situación real en Ucrania antes de la invasión”.
“Puedo decir que, aunque un número significativo de ellos no ha sido arrestado, ya no trabajarán para el FSB”, aclaró Grozev a Popular Politics, un canal de YouTube sobre la actualidad rusa.
Beseda, que sigue siendo investigado, está detenido bajo la acusación oficial de malversación de fondos. En realidad, sin embargo, la base de su detención es la invasión fallida, de la que se ha culpado a la mala información sobre la situación política en Ucrania.
Se cree que ha sido sustituido por su adjunto, Grigory Grishaev, de 58 años.