viernes, noviembre 22, 2024

La desalación como solución a la crisis hídrica

En términos simples es un proceso físico que consiste en permear a través de membranas o tamices moleculares el agua salada, cuyo resultado es el agua dulce, con un remanente o salmuera.

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Por: Michael J. Heavey, Ingeniero Civil

Frente a la actual crisis hídrica de las fuentes continentales de aguas, las que se reducen de manera importante en nuestro país debido al calentamiento global, muchos han puesto la mira en el mar, apuntando a la desalación como un medio de proveernos de agua dulce.

Y ello es de mucha lógica, nuestro planeta esta cubierto de manera relevante por el mar, y los volúmenes de agua salada superan infinidad de veces la cantidad de agua dulce disponible.

Desalar agua es hoy una práctica extendida, y se nos viene a la mente Israel, un país desértico cuya provisión de agua proviene de la desalación. Pero en nuestra realidad nacional, ya son muchas las plantas desaladoras en operación, no solo para consumo humano sino también para la minería. Así es como Antofagasta se provee en más de un 80% de su consumo humano por medio de plantas desaladores, al igual que Mejillones y Tocopilla, por mencionar algunos; y además muchas caletas hoy cuentan con pequeñas instalaciones que les permiten acceder al vital elemento.

La desalación es un proceso antiguo y conocido, y hoy el ingenio humano ha perfeccionado una alternativa denominada “osmosis inversa”.  En términos simples es un proceso físico que consiste en permear a través de membranas o tamices moleculares el agua salada, cuyo resultado es el agua dulce, con un remanente o salmuera.

El proceso presenta dos desafíos que para algunos tienen connotación negativa: uno de ellos es la energía requerida para forzar el agua a través de las membranas, y la otra es el remanente o salmuera. Esto levanta preocupaciones e interrogantes, pero que deben ser analizados de manera muy objetiva y con cifras, más que con percepciones.

Respecto de la energía, las últimas tecnologías establecen que se requiere de aproximadamente 7 KW para producir 1 m3 de agua dulce; energía que puede ser provista por ERNC minimizando el impacto de fuentes contaminantes.

Y en el caso de la salmuera, recordemos que en promedio el agua salada contiene 30 kg de sal por m3.  Para producir un m3 de agua dulce se requiere captar 2,5 m3 de agua salada mediante bocatomas de muy bajo flujo, para no absorber peces y especies marinas, y disponer de 1,5 m3 de la salmuera, con un contenido aproximado de 75 kg de sal.  La práctica actual es devolver esa salmuera al mar, mediante un proceso de dilución que permite distribuir pequeños flujos a lo largo de muchos cientos de metros con un mínimo impacto ecológico, considerando el volumen de agua de mar y las corrientes. En caso alguno es verter burdamente la salmuera directo al mar.

Sin embargo, los desafíos de la desalación son otros:  legales y normativos. Es ahí donde debemos orientar nuestros esfuerzos antes de que, literalmente nos sequemos.

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