Si la intención de Vladímir Putin con la invasión rusa a Ucrania quebrar las alas a Kiev para que también sirviera de amenaza a otros países de su entorno con tentaciones por acercarse a la Unión Europea y la OTAN, el presidente ruso está consiguiendo justo lo contrario. Así, luego que Ucrania formalizara este lunes su petición para entrar en la Unión, este jueves Moldavia y Georgia también han enviado a Bruselas su solicitud para formar parte del club.
La idea de que acercarse a Occidente puede costar una invasión está teniendo el efecto contrario al deseado: está acelerando el interés de estos países por terminar de encajarse en el bloque transatlántico. La etapa más peligrosa en ese largo camino es precisamente esta, cuando comienza. Con Moscú atacando a Ucrania y sufriendo un alto precio por ello, Moldavia y Georgia han decidido arrancar ahora el camino. Una vez se logra pasar la meta y se es miembro de la Unión Europea, el escenario cambia por completo. Esa es la conclusión que se está extrayendo de esta crisis en Chisinau y en Tiflis.
Ucrania tiene esperanzas en un proceso especialmente rápido, al menos en lo que se refiere a obtener el estatus de país candidato. En Bruselas distintas fuentes piden cautela: hay consenso en que hay que hacer un guiño político a Kiev, pero el procedimiento de adhesión a la Unión Europea es largo y complejo y hacer una mala incorporación al club comunitario puede tener efectos muy negativos a largo plazo. Lo habitual es que una negociación que vaya más o menos bien encarrilada lleve unos diez años.
Moldavia y Georgia también desearían procesos rápidos y mensajes muy decididos por parte de la Unión. En Chisinau y en Tiflis consideran que en estos momentos se están exponiendo a Moscú. El Kremlin ve ahora sus intenciones y es en este momento cuando puede intentar hacer descarrilar sus aspiraciones europeas. Eso es lo que teme Maia Sandu, presidenta proeuropea de Moldavia. Por eso piden que la Unión sea clara y que actúe de manera rápida y decidida.
Además, son dos países que se sienten especialmente expuestos. En el caso moldavo es preocupante la región de Transnistria, una franja de territorio en la frontera con Ucrania y con presencia militar rusa, y en el caso de Georgia está la cuestión de Abjasia, Osetia del Sur y la guerra con Rusia de 2008. Viendo la construcción del ‘casus belli’ de Putin contra Ucrania, en el que las zonas controladas por separatistas rusos en el este del país jugaron un papel clave, los nervios en ambas capitales empezaron a aumentar.