viernes, noviembre 22, 2024

Opinión: En respuesta a Cristián Warnken y ‘Amarillos por Chile’: El rechazo no tiene color político

"Al contrario de lo que proclama la Élite Amarilla, en el sentido de apoyar el trabajo de la Convención, nosotros nunca hemos creído en la Convención Constituyente, tampoco aprobamos su existencia".

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Por: Christian Slater Escanilla, ex Candidato a Diputado por el Distrito 11 y presidente de Patriotas por Chile

Concuerdo con quienes, potencialmente, se pueden sumar al Rechazo del Plebiscito de Salida, una tarea intermedia que, democráticamente y unidos, debiéramos asumir todos aquellos que creemos en la libertad, el orden, la seguridad, el desarrollo, la chilenidad y la necesaria existencia de una Nación unitaria y soberana, cohesionada y no dividida en regiones, etnias, clanes, grupos o identidades diferentes. Todo ello, pese a las legítimas diferencias que existen entre Patriotas, Republicanos, Derecha, Izquierda, rojos, azules, amarillos, de oposición, de extremos, de la resistencia, pinochetistas o del desaparecido centro político. Lo acepto, porque nadie es igual a otro, pero sí creo, como está establecido en nuestra Declaración de Principios, que podemos crecer con mayor equidad, con un fuerte lazo en lo social y con una responsabilidad permanente por los más necesitados y el Bien Común.

“…Los Patriotas también estamos disponibles, pero si no logramos que la Convención Constituyente cambie el rumbo, entonces, les adelantamos que seremos parte de las Fuerzas del Rechazo. Al mismo tiempo, creo que no estamos dispuestos a apoyar una tercera vía para lograr un Pacto Social…”

Dicho lo anterior, como Presidente del Partido Político en organización “Patriotas por Chile”, que nació a la vida pública el 20 de agosto del 2019, (Diario Austral de Temuco de esa misma fecha) y que, hasta el 3 de agosto del 2021, estuvo oficialmente inscrito en el en el Servel como un Partido en Formación, no deja de llamarme la atención el movimiento político de reciente creación, “Amarillos por Chile”. Primero por su coincidencia con los Patriotas en que ponemos a Chile por delante, y segundo, por su intención de “apoyar toda iniciativa que vaya en la dirección del equilibrio, la mesura, el sentido común, el respeto irrestricto de la democracia (sin apellidos), del Estado de Derecho, la libertad y también la promoción de los derechos sociales, reformando tanto al mercado como al Estado”. Al respecto, no me sumo a los ataques que hoy reciben. Al contrario, les recomiendo y les sugiero que nos inviten a sus mesas de diálogo. Nosotros tenemos una Declaración de Principios, una incipiente experiencia política al participar con 19 Candidatos en las elecciones del 2021 y obtener, en ese apoyo, más de 43.000 votos. Ustedes, por su parte, pertenecen a una élite social, política, académica, económica con la posibilidad clara y cierta de tener la visibilización en los Medios de Comunicación, tal como hoy ocurre. Patriotas por Chile, humildemente, sólo es un puñado de Patriotas que no se siente de ningún color político. Somos sólo sencillos ciudadanos independientes que, con gran valentía y, exclusivamente por la vía democrática, queremos impedir que Chile sea destruido por el Comunismo y la izquierda extrema. Lo decimos así, porque no somos tímidos ni cobardes. Somos directos y tremendamente respetuosos. No avalamos ni las amenazas ni las groserías, porque también –tal como como está en nuestra Declaración de Principios– queremos recuperar el buen vocabulario, el respeto y la deferencia, propia de una buena educación. Tampoco somos pacatos, sabemos comportarnos de acuerdo a las circunstancias. Por lo mismo, no nos gustan los bravucones, los pachoteros o los prepotentes. Nos gusta Chile y su gente. Su diversidad de culturas, etnias, climas y regiones. Creemos que es justamente, esa loca geografía y los embates de la naturaleza, lo que nos une y nos hace únicos bajo la sombra de una misma bandera.

Pese a que nacimos a la vida pública en agosto del 2019 y que nos adelantamos a afirmar, en ese entonces, el desastre político, social y económico que llevaría a Chile al abismo, no logramos constituirnos oficialmente en un Partido Político, pero este año, uniendo otras fuerzas y muy probablemente con otro nombre, daremos la pelea democrática en las redes, en los medios de comunicación social y en la urnas, para lograr –de ser necesario– el Rechazo de la nueva Constitución en el Plebiscito de Salida y para constituirnos como una nueva Fuerza Política.

Al contrario de lo que proclama la Élite Amarilla, en el sentido de apoyar el trabajo de la Convención, nosotros nunca hemos creído en la Convención Constituyente, tampoco aprobamos su existencia. Hoy, una tirana mayoría de los Constituyentes, acallando y vetando a los que piensan distinto a ellos, avanza sin tranzar, y no creemos –porque no somos de ningún color político– que la Convención Constituyente vaya a cambiar su rumbo. El que, por demás, nunca ha perdido.

Donde los amarillos aún ven equilibrio, nosotros solo vemos paroxismo, donde ellos ven mesura, nosotros vemos concupiscencia, donde ellos ven sentido común, nosotros vemos sentido particular, donde ellos ven el respeto irrestricto de la democracia, nosotros vemos el ultraje de la democracia, donde ellos ven el Estado de Derecho, nosotros vemos sumisión al caos y donde ellos ven libertad, nosotros vemos sometimiento.

Insisto, por decirles lo que pienso, no quiere decir que estoy contra ustedes, pero recojo el guante de lo que ustedes mismos establecen es su proclama, ampliamente difundida (una sana envidia) por Cristián Warnken Lihn, en diferentes Medios de Comunicación: “si podemos servir a abrir diálogo, a romper muros, a generar conversaciones fluidas y a aportar para que idealmente lleguemos a una Constitución que nos incluya a todos, los amarillos estamos absolutamente disponibles”. Al respecto, los Patriotas también estamos disponibles, pero si no logramos que la Convención Constituyente cambie el rumbo, entonces, les adelantamos que seremos parte de las Fuerzas del Rechazo. Al mismo tiempo, creo que no estamos dispuestos a apoyar una tercera vía para lograr un “Pacto Social”. Uno murió, porque la clase política y los que juraron defenderlo, no lo hicieron. Más bien se sumaron a quienes se dedicaron a desmantelarlo. El otro, nació a punta de amenazas, sin real representatividad, apoyados por quienes hoy están arrepentidos y en manos de una tirana minoría que quiere refundar Chile, desmembrándolo, dividiéndolo y enfrentándonos. Y ahora, nada bueno resultaría con una tercera opción. Preferimos que todo vuelva a cero, que la actual Constitución sea de transición y se sienten las bases democráticas para escribir una Constitución de verdad. Incluso, considerando las escasas propuestas, realmente democráticas, que levantó la Convención Constituyente. En resumen, un Rechazo sin condiciones y muy alejado de lo que propone el señor Longueira.

Más de alguien, si es que ha tenido la paciencia suficiente, a estas alturas de la lectura se preguntará quiénes son esos Patriota, para “subirse por el chorro”. Buena pregunta. Justamente, como ya lo adelanté, sólo somos chilenos independientes. No somos de ninguna élite, de ningún partido político, de ningún centro de estudios o pensamiento, de ningún color político, de ninguna religión en particular. No pertenecemos ni representamos a ningún grupo social, económico, militar, étnico, de género, académico, económico o empresarial, científico o poder fáctico. Simplemente somos Patriotas que amamos Chile y somos tan diversos como la Patria misma y nuestros únicos colores son el blanco, azul y rojo de nuestra bandera. Somos obreros, mineros, gente de campo, huasos, mapuches, aimaras, transportistas, ganaderos, agricultores, pequeños y medianos empresarios, gente de a pie, ricos y pobres, profesionales, empleados, obreros y gerentes, patipelaos, gente de a pie y ciudadanos en auto también, comerciantes y legales inmigrantes, y así, decenas de rotos chilenos, (no flaytes) unos más cacharpeados que otros, otros con más o menos estudios, pero que al final del día, nos ganamos lo que tenemos, sólo con nuestro trabajo y amando profundamente a Chile.

En general, estamos alejado del poder y de las élites. No tenemos redes de contactos ni amigos en la política. Vetados por una gran mayoría de los Medios de Comunicación porque ni para salir en la farándula, somos interesantes para ellos. Tampoco tenemos el dinero, ni la opción, ni las ganas de dejar Chile. Aquí nacimos y aquí morimos.

Por lo mismo, recogemos el guante y le agrademos a “Amarillos por Chile”, que nos den la oportunidad de acompañarlos a participar con nuestras ideas. A que nos escuchen, a que nos inviten, a que nos den un espacio de diálogo, a que tengamos la oportunidad, al igual que ustedes, a salir en la prensa.  ¡Esperamos la invitación!

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