Cuando comienzan movimientos de tropas en Europa, Chile simplemente observa desde una gran distancia física, ese extraño comportamiento europeo. No es la primera vez que se observa esto, y durante el último siglo hasta hubo dos Guerras Mundiales que comenzaron de forma similar a lo que estamos presenciando.
¿Cómo afecta eso a Chile, si nunca participamos en ninguna Guerra Mundial y nos mantuvimos neutrales?
Efectivamente nos mantuvimos neutrales durante las Guerras Mundiales del siglo XX, pero lamentablemente en nuestro maritorio si hubo batallas, la más importante fue la de Coronel, en donde la escuadra alemana de von Spee logró una contundente victoria sobre una escuadra británica en 1914 durante la Primera Guerra Mundial.
Que se haya usado territorio chileno para liberar batallas es una muestra de la incapacidad, poca visión e indisponibilidad de medios de control adecuados para ejercer la neutralidad. Un error que, si bien no tuvimos que lamentar vidas chilenas en esa oportunidad, es importante analizar en el contexto actual para sacar lecciones y aprender.
Hoy estamos ad-portas de un nuevo conflicto con alcance insospechado y que ya está en pleno auge por Ucrania. Y nos guste o no, Chile está más involucrado de lo que muchos les gustaría pensar. Y el escenario ahora ya no es el maritorio como en la Primera Guerra Mundial, sino la Antártica.
A pocos metros de la Base Frei en la isla Rey Jorge, que es la verdadera puerta antártica y junto con el aeródromo teniente Marsh, ubicado ahí mismo, se encuentra la Base rusa de Bellinghausen, establecida por la Unión Soviética en 1968. En 1991 esa base fue traspasada a Rusia, y Ucrania se quedó sin presencia antártica. A pesar de eso, Ucrania logró que en 1996 el Reino Unido les cediera la Base Faraday, rebautizándola como Vernadsky.
Adicionalmente el año pasado (2021) Ucrania adquirió el antiguo rompehielos RRS James Clark Ross, del Reino Unido, rebautizándolo como Noosfera y que actualmente se encuentra navegando hacía Punta Arenas en Chile, en su viaje a la Antártica.
Muchos afirman de forma taxativa que no habrá ningún problema, dado que la Antártica se rige por el Tratado Antártico, uno de los acuerdos más exitosos de la historia humana, que ha permitido mantener la paz en este continente. Y si bien la “Pax Antarctica” es un hecho, lamentablemente no es ninguna garantía de que el continente blanco no se use para los juegos de poder de las potencias mundiales, tal como se ha podido vislumbrar en las últimas reuniones del Comité Científico para la Investigación en la Antártica (SCAR en sus siglas en inglés).
Chile ha logrado posicionarse como un actor antártico fundamental. Esta tarea es obra de un trabajo de muy largo plazo y de muchas personas visionarias que entendieron la importancia para Chile que tiene la Antártica, a pesar de que nunca hemos tenido los medios adecuados, ni los recursos óptimos, dado que siempre hubo (y habrá) necesidades más urgentes.
Ese liderazgo antártico hay que cuidarlo y protegerlo de forma inteligente y razonada. Y lo más importante es que lo que sucede a miles de kilómetros en Ucrania no es inocuo para Chile. Ese conflicto puede traer serias consecuencias para Chile, si no prestamos la debida atención y nos preparamos para los diferentes escenarios que se pueden desencadenar.
