Cuando restan apenas poco más de dos meses para el término de su mandato, el Presidente Sebastián Piñera ya se prepara para dejar La Moneda y perfila sus planes cuando vuelva a la vida privada.
Es así que en los pasillos del Palacio Presidencial se comenta que el aún Mandatario tiene como objetivo inicial «hacer algo en una institución de análisis o políticas públicas», creando «un pequeño grupo de discusión».
Pese a ello, se hizo especial hincapié al interior de la sede del Gobierno nacional que «no pretende estar en primera línea de la política«.
Los conocedores del entorno de Piñera, además, hicieron hincapié en que el Jefe de Estado no tiene intención de volver al mundo de las empresas. En ese sentido, destacaron especialmente que «su fideicomiso ciego no tiene fecha de término aún«, recordando que «la vez anterior (inmediatamente después de terminar su primera administración) lo dejaron funcionar un buen tiempo posterior».
Otro aspecto que se resaltó especialmente es que el Presidente tiene invitaciones para ser profesor visitante en algunas universidades, como también de algunos organismos de Estados Unidos y Europa, entre ellos el Club de París.
La despedida por el país
Aunque en el entorno del Mandatario se ha señalado que aunque se tomaría un período de vacaciones probablemente a mediados de febrero, igualmente tiene programada una gira por siete regiones (las que falta por visitar) durante los dos primeros meses el año, recordando que en cada una de ellas ha ido rindiendo cuentas públicas del avance del plan de desarrollo incluido en el programa presidencial.
Las regiones a visitar serán Arica y Parinacota, O’Higgins, La Araucanía, Los Lagos, Aysén, Magallanes, y Biobío, donde tendría previsto efectuar en Tumbes un balance final del proceso de reconstrucción tras el terremoto de 2010, un cierre más que simbólico no solo para su actual gestión, sino también para su primera presidencia.
Y es que en las oficinas de La Moneda se ha afirmado que Piñera, en el momento del adiós, tiene sentimientos encontrados al dejar su cargo, pero que tiene el convencimiento de que la actual generación lleva mucho tiempo en la política, desde los años 80, la vuelta a la democracia y la transición, esperando que el proceso de renovación no solo sea patente con la llegada de Gabriel Boric como su sucesor, sino que el propio Chile Vamos, la alianza que lo apoyó en su gestión, también se entregue a esta necesaria renovación. «Ya es tiempo de una nueva generación«, se señala que le ha comentado con convencimiento a su entorno.