domingo, diciembre 22, 2024

El tren: la columna vertebral de Chile

En suma, el ferrocarril en Chile cumplió, y puede volver a cumplir una tarea de cohesión nacional y de palanca del desarrollo. La reconstrucción del ferrocarril no debe politizarse, porque es un tema país.

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Se calcula que en sus mejores momentos Chile llego a tener una red de cerca de 9.000 kms. sumando su columna central y sus diversos ramales.  Desde Iquique a Puerto Montt, mas los tramos internacionales de Arica a La Paz, Arica – Tacna y Antofagasta – Salta.

Agreguemos que entre Los Andes y Mendoza corría el Transandino, cargado de mercadería y ganado argentino.  Además de transportar pasajeros, el tren permitía que los principales centros productivos del país se enlazaran a los puertos para su conexión al comercio mundial.  También para la navegación de cabotaje que unía al país vía marítima. 

La papa chilota se embarcaba en Puerto Montt,  el trigo, la producción frutera, por tren o por barco llegaba al resto del país.  La riqueza minera llegaba a los puertos y de ahí se embarcaba al primer mundo.  La comunión entre centro productivo – tren – puerto era una triada que posibilitó el desarrollo de Chile en el siglo XX.  En nuestra larga y angosta geografía, la columna vertebral era de acero y corría sobre un riel.  

Hoy se habla de crecimiento, lo que no esta mal.  Pero mejor seria hablar de desarrollo.  No solo producir, sino producir para crear mejores condiciones para Chile y los chilenos.  El tren trajo a parejas a la familia ferroviaria.  Miles de trabajadores, técnicos y profesionales distribuidos a lo largo del país.  En la maestranza de San Bernardo se reparaban al mes veinte locomotoras, sus repuestos eran diseñados por profesionales chilenos, un regimiento de obreros especializados, torneros, matriceros, se encargaban de hacer los repuestos.  En la maestranza de San Eugenio se construían y se reparaban los vagones.  A lo largo de todo el país, desde la maestranza del Chinchorro en Arica, pasando por la de Iquique,  la de Barón en Valparaíso, Concepción.  En las principales estaciones se realizaba el correspondiente mantenimiento en las llamadas Casas de Maquina.  Familia tiznada que pasó de la maquina a vapor a la eléctrica,  y así surgieron nuevos profesionales y técnicos electricistas.  Chile avanzaba en bienes de capital y en formación de capital humano.  Aportó al deporte, miles de tiznados acudían los domingos a apoyar al Ferro en el Estadio San Eugenio.  Animados por el Orfeón Ferroviario y por el tronar de una locomotora instalada al borde de la cancha. 

El tren cohesionó al país.  Trasporte seguro, accesible y grato para las familias chilenas.  Entretenido porque permitía la movilidad a su interior y de paso, dinamizaba a miles de pymes a lo largo de su recorrido.  Saliendo de la Estación Central al sur, en cada estación, el comercio local progresaba alrededor del tren.  Se podía disfrutar de tortas de Curicó, pastel de choclo, empanadas, sanguches de todo tipo, perniles y las infaltables longanizas chillanejas.  Lo ocupaban chilenos de todos los colores y pelajes, estudiantes provincianos, trabajadores, o personajes como la inmortal Carmela de San Rosendo.  El tren permitió romper el aislamiento de muchas regiones y fortaleció la unidad nacional.  Entretenido y diverso, ¿quien no guitarreo con sus amigos en un viaje en tren?  En verano, transportaba miles de estudiantes que ocupaban sus vacaciones para ir a regiones remotas a cooperar con su trabajo voluntario.

También era un instrumento eficaz para la movilización.  Cuando la necesidad lo requería, por tren se desplazaban hacia las fronteras regimientos y divisiones, vehículos y pertrechos, conforme la planificación de la defensa nacional.  

Alguien puede decir que todo lo dicho hasta ahora es un grato recuerdo.  Pero que no tiene mucho interés para el Chile del futuro.  Se equivocan.

Hoy Chile es un país con una economía exportadora.  El 90% de nuestro comercio va por vía marítima a diversos mercados.  Es decir, la mayoría de la conexión global es vía marítima.  ¿Y como llega y sale nuestro comercio?  Por puertos es obvio.  Y voila.  La mayoría de los principales puertos del mundo están altamente tecnologizados y son una fusión plena entre puerto y ferrocarril.  Los puertos grandes como Singapur, Amsterdam y otros, están dotados de un enjambre de grúas, que son capaces  de atender en pocas horas a un buque de decenas de miles de toneladas.  Computarizadas grúas van sacando la carga e instalándola en …. trenes.  Sincronizados software organizan la descarga de los buques y en pocas horas la mercancía va rumbo a su destino sobre rieles.

Un vagón de carga promedio puede sostener muchas toneladas,  Un tren de 10 – 15 vagones puede llevar fácil mas de 600 toneladas.  ¿Cuantos camiones se necesitan para ello? ¿Cuánto combustible emplean? ¿Qué hay de la emisión de contaminantes?  ¿Cuantos metros de carretera ocupan?

En suma, el ferrocarril en Chile cumplió, y puede volver a cumplir una tarea de cohesión nacional y de palanca del desarrollo.  

Ud. se preguntará que pasó con esta pujante rama de la economía nacional, como fue que prácticamente desapareció.    Fue sencillo pero triste, una secuela de la tragedia del 73.  Tras el golpe la empresa fue intervenida, su director General, Alfredo Rojas Castañeda fue detenido y hasta hoy está desaparecido.  La Maestranza de San Bernardo fue allanada en búsqueda de armas, obviamente no se encontró nada.  No fue todo.  El 28 de septiembre de 1973 fueron detenidos varios dirigentes sindicales en sus domicilios, de noche, en horas del toque de queda.  Días después fueron fusilados.  Los ferrocarriles entraron en desgracia.  Luego vino la lógica privatizante y al igual que otras empresas estatales, Ferrocarriles del Estado virtualmente fue vendido a precio de chatarra.   

El transporte terrestre quedó monopolizado por el gremio camionero.  Ojo, los camioneros de hoy no tienen nada que ver con esto, no saquemos conclusiones equivocadas.  Pero si es cierto que hace medio siglo el régimen de Pinochet privilegió al gremio del rodado por su rol en la oposición a Allende.  Hasta el precio del petróleo fue subsidiado, lo que persiste hasta nuestros días.  

La reconstrucción del ferrocarril no debe politizarse, porque es un tema país. Si queremos optimizar nuestra economía exportadora tenemos que volver al binomio puerto – FFCC.  Hoy la carga que llega a puertos por FFCC es menos del 10%.  Además, el transporte en tren ayuda a la conectividad de todo el territorio, y rompe el monopolio.  Todo monopolio es dañino a la larga, también vale para el gas licuado o las AFP.  Por cierto Chile necesita de transporte rodado, no todo el país puede ser cubierto por vías férreas, por ello se vale decir que Chile alcanza para todos, no hay para que pelearnos. 

Ahora que iniciamos una nueva etapa de nuestra historia, vale la pena rescatar lo mejor de nuestro pasado, modernizándolo y apostando al futuro.  Los principales países europeos han anunciado que a fines de esta década dejaran de producir vehículos que funcionen con motores a combustión.  El cambio climático ya está encima.  Chile esta muy segregado, además de muy concentrado.  Entre San Felipe y Machalí, y entre Lo Barnechea y Reñaca, esta el núcleo vital del país.  Es necesario expandirlo para ocupar a plenitud nuestro territorio.  Un ferrocarril moderno, tecnologizado y de fácil acceso contribuiría decididamente a reconstruir la columna vertebral de nuestra Nación,

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