· La vejez no carece del deseo de tener bienestar emocional. Para los adultos mayores, esta etapa de la vida es digna de vivirla acompañado por aquellos que más quieren. Y eso, generalmente, ocurre así. Más no así para aquellos que viven en un establecimiento de larga estadía.
En el contexto del lanzamiento de la “Guía Práctica de Salud Mental y Bienestar para las Personas Mayores” realizada por el Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA) y la Red Transdisciplinaria de la Universidad de Chile, se destapa en nuestro país una realidad que sigue latente y que no ha tenido grandes modificaciones aún dentro del contexto de la pandemia del Covid-19 que nos azotó a nivel mundial: La necesidad de contar con apoyo en Salud Mental para adultos mayores que viven en residencias .
En este sentido y tal como lo expresa la “Guía Práctica de Salud Mental y Bienestar para las Personas Mayores” cobra vital importancia el establecer relaciones afectivas a lo largo de toda su vida y lo importante del apoyo de las familias a los adultos mayores en situación extrema de salud física y mental es primordial. Esa red de contención que tanto se necesita en momentos complejos, el no sentirse abandonados. Y no solamente por parte de la familia, sino que también por amigos, profesionales y personas significativas.
Según cifras del Centro UC de Encuesta y Estudios Longitudinales y de la Subsecretaría de Previsión Social, un 60,2% de las personas mayores no presenta síntomas de depresión; un 28,4% presenta síntomas de depresión leve, mientras que un 11,4% síntomas de depresión moderada o severa.
Para Sergio Parra, director ejecutivo del Consejo Nacional de Protección a la Ancianidad, Conapran, las cifras en estas materias para aquellos adultos mayores que se encuentran institucionalizados, es distinta. Esto, puede tener en cierta medida directa relación con las visitas que ellos reciben, ya que son un gran estabilizador para su salud emocional.
“Nosotros, hasta el inicio de la pandemia, teníamos un 70% de nuestros adultos mayores a los que no visitaban y eso se acrecentó mucho más con las medidas de confinamiento. Esta cifra aumentó considerablemente llegando a ser un 100%. Y si bien es cierto, hoy en día las medidas se han flexibilizado en la población en general, a nivel de residencias todavía están muy apretadas”, asegura el director ejecutivo.
En Conapran, que atiende cerca de 350 a 400 adultos mayores en sus 13 residencias a lo largo de Chile, han tenido que establecer regímenes de visita, con agendas de lunes a viernes, con una persona del equipo de trabajo supervisando permanentemente, para que se cumplan los protocolos dispuestos por la autoridad sanitaria cuyo objetivo es que no se pierda el distanciamiento social, entre residentes y visitantes, ni quitarse la mascarilla. Desde la institución confiesan que, lamentablemente para los fines de semana, es mucho más complejo hacerlo, ya que no se cuenta con el recurso humano necesario para gestionarlo.
“Aquí también existe un tema de reciprocidad. Si uno tiene ganas de ver al residente, uno se hace el tiempo para ello. Pero algunas personas quieren el fin de semana, que es cuando no se puede, ¿dónde está el esfuerzo? Anteriormente tuvimos un 100% sin visitas, ahora poco a poco estamos retomando para volver a ese 70%. Pero, lamentablemente, a la persona que no la visita nadie, la sigue sin visitar nadie”, asegura Sergio Parra.
Las cifras no han variado, ni se han volcado de manera positiva. Una realidad que pareciera estar escondida. ¿Cuánto puede llegar a afectar el tema de la familia a los adultos mayores en residencia? El mantener el nexo, el volver a sentirse conectados con su entorno. Sergio, reconoce que “sabemos que hay familias que no tienen apego afectivo con ellos, la persona que no tiene vínculos es muy difícil que pueda volver a generarlos”.
El llamado que se hace desde Conapran, es a hacer una retrospección, a ponerse en los zapatos del adulto mayor que ansía que lo visiten, independiente de las historias del pasado. Aquí el perdón puede jugar un rol fundamental. Es imprescindible redignificar el rol del adulto mayor en la sociedad chilena.
El factor económico
El sueldo de un psicólogo profesional puede bordear, dentro de lo mínimo, los 800 o 900 mil pesos mensuales. Si en Conapran optaran por tener uno en cada una de sus 13 residencias, estarían hablando de un gasto de cerca de 13 millones de pesos mensuales, lo cual no es accesible.
El costo de atención promedio de un adulto mayor está en torno a los 800 mensuales y que puede aumentar según el grado de valencia de ellos, de los cuales en parte se financia con aportes del Estado y de las pensiones de los residentes, pero hay un 40% de ese valor que se debe salir a conseguir.
“Las instituciones de beneficencia no son sujeto de crédito para la banca, no somos rentables y no nos prestan dinero. Son múltiples los factores que convergen para poder buscar cuál es la solución a esta problemática. Lo que hoy estamos resolviendo es un problema país, y seguimos sin ver políticas claras que apunten a eso”, finaliza el director ejecutivo.
El 15 de diciembre Conapran comienza su campaña para captar nuevos socios que quieran ir en ayuda de los Adultos Mayores, para que estos puedan tener un envejecimiento digno y activo. |