- La pandemia y el estallido de octubre 2019 reconfiguraron las prioridades de los chilenos. Si antes la apuesta era por startups que aseguraban rentabilidad independiente de su impacto, actualmente las preferencias están en productos locales, en empresas con propósito y en un consumo más consciente, tendencia que no escapa al mundo de las inversiones.
¿Cambiaron los hábitos de consumo durante la pandemia? Un estudio realizado por Accenture, afirma que un 70% de los consumidores post pandemia optan por compras más respetuosas con el medio ambiente, prefiriendo marcas locales y sostenibles. Esta tendencia ya es un hábito que muchos anticipan continuará en el largo plazo.
En este escenario de dinamismo e incertidumbre económica, vemos como marcas y empresas no tradicionales han logrado capitalizar una participación importante en el mercado, atrayendo así a accionistas quienes también ven una oportunidad de inversión en estas empresas que promueven un modelo económico amigable con el medio ambiente y las comunidades.
Debido a esto, los espacios de inversión de más fácil acceso han jugado un rol clave en el crecimiento de empresas socialmente responsables. Es el caso de Broota, la principal plataforma de inversión de startups con impacto en Chile, que además de estar certificada como empresa B desde el 2014, acompaña a emprendimientos innovadores en el proceso de levantar capital. Esta plataforma, desde su lanzamiento en 2013, ya ha conseguido más de 50 campañas de inversión exitosa.
“En Broota buscamos democratizar las inversiones en startups, nuestro compromiso es apoyar proyectos con propósito social o medioambiental y así generar más emprendimientos que agreguen valor al ecosistema latinoamericano. Dentro de las startups que han vivido con éxito un proceso de levantamiento de capital a través de Broota, más de 15 de ellas están siendo certificadas como Empresas B, lo que demuestra una clara tendencia hacia este tipo de emprendimientos” señala el cofundador y director ejecutivo de Broota, José Antonio Berrios.
En este sentido, Cristián Tala, emprendedor e inversionista, sostiene que “el mundo se mueve hacia modelos económicos sostenibles, por lo que los inversionistas se enfrentan a esta tendencia, la de apostar por empresas, y especialmente startups, que se desarrollan de manera responsable tanto en lo social como en lo medioambiental. En este escenario, la digitalización y la tecnología serán los pilares fundamentales del desarrollo de la innovación con impacto”.
Por su lado, Alfredo Zepeda, integrante del G100 y ex Director Ejecutivo de Sistema B Chile, comenta que “los jóvenes, en general, tienen mucha empatía con estos temas. Cuando escuchas sus pitchs, es habitual que mencionen sus impactos, incluso, como causa de sus emprendimientos. Ya no les hace sentido solo generar riqueza y mucho menos les produce orgullo el generar empleo o pagar impuestos. La trascendencia del negocio se juega en otros campos, en la relación profunda con sus comunidades, trato justo con sus clientes, preocupación por el medioambiente, relación laboral digna y gobernanza transparente son algunos de los aspectos que hoy se miran. Por eso, el interés actual de ser Empresa B, porque deja de ser discurso y pasa a ser acción y compromiso concreto con estos temas”.