Pareciera que al fin se ve una salida negociada a la grave crisis entre Belarús y Polonia y la Unión Europea (UE) en el horizonte.
El presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, aceptó sostener conversaciones con la UE para resolver la crisis migratoria en la frontera oriental entre su país y Polonia, según lo dieron a conocer este miércoles la agencia estatal de noticias bielorrusa, Belta, y funcionarios del Gobierno de Alemania.
El acuerdo se produjo en medio de una nueva llamada telefónica entre Lukashenko y la canciller alemana Angela Merkel, quien ya había intentado un acercamiento con el mandatario bielorruso el pasado 15 de noviembre.
«La canciller Merkel volvió a hablar con el señor Lukashenko (…) Hizo hincapié en la necesidad, con el apoyo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, la Organización Internacional para las Migraciones y la cooperación de la Comisión Europea, de proporcionar ayuda humanitaria e instalaciones de repatriación a las personas afectadas«, señaló un portavoz de Merkel.
Sin embargo, Polonia indicó que no aceptará ningún acuerdo entre Bruselas y su vecino país si este no tiene su consentimiento.
El flujo migratorio ha aumentado desde el pasado agosto, pero en las últimas semanas creció de forma significativa y la tensión escaló con advertencias de los gobiernos y las fuerzas armadas a ambos lados de la frontera.
En medio han estado miles de migrantes, principalmente provenientes de África y Medio Oriente, que se refugian en campamentos improvisados y bajo gélidas temperaturas, en la región bielorrusa de Grodno, a solo unos metros de la valla que los separa de la ciudad polaca de Kuznica.
Los extranjeros, entre ellos cientos de mujeres y niños, intentan pasar a Polonia, y por tanto a territorio de la UE, en busca de asilo.
Tanto Bruselas como Varsovia han acusado al Gobierno de Lukashenko de atraer a miles de personas vulnerables con visas de turista para luego animarlos a cruzar hacia la UE, como una forma de retaliación por las sanciones económicas que el bloque de los 27 países ha impuesto a Minsk.
El mandatario bielorruso, señalado por sus adversarios como “el último dictador de Europa”, es acusado de cometer fraude en las elecciones presidenciales de agosto de 2020 con las que obtuvo un sexto mandato consecutivo y de emprender una represión contra manifestantes y opositores políticos que se opusieron a su continuidad en el poder.
Polonia asegura que Belarús está retirando a migrantes
Maciej Wasik, viceministro del Interior de Polonia, informó este miércoles que los migrantes han estado subiendo a autobuses proporcionados por Belarús y abandonando el área, aunque no entregó cifras concretas. Según Varsovia, en el cruce fronterizo han permanecido al menos 4.000 personas en busca de refugio.
Asimismo, la Guardia de Fronteras polaca publicó un video en su cuenta de Twitter en el que muestra a decenas de migrantes con bolsas y mochilas mientras siguen a las fuerzas bielorrusas y se alejan de la frontera.
La información representaría un giro en la tensión, que empieza a dar señales de desescalada.
Sin embargo, la situación aún deja dudas, pues en las últimas horas el ministro de Defensa de Polonia, Mariusz Blaszczak, advirtió que la crisis en la zona podría durar meses, al tiempo que acusó a los migrantes de haber estado «atacando la frontera polaca» durante la noche.
Un día antes, las fuerzas polacas dispararon gases lacrimógenos y desplegaron cañones de agua contra las personas que intentaban cruzar, en un nuevo momento convulso del enfrentamiento que lleva meses en la frontera oriental de la UE.
Por su parte, Belarús anunció que sus investigadores abrieron un caso penal contra los guardias fronterizos de Polonia por crímenes de lesa humanidad, mientras Minsk intentaba culpar a Occidente de la crisis.
Algunos migrantes entrevistados por diarios británicos y alemanes señalaron que se vieron engañados luego de que agencias de viaje en sus países de origen, como Siria, Irak y Turquía, les ofrecieron vuelos hasta Minsk y les aseguraron que luego podrían cruzar la frontera hacia Polonia o Lituania de manera sencilla. Entre los afectados hay quienes afirman que invirtieron entre 10.000 y 20.000 dólares por la dolorosa e infructuosa travesía.