Un cambio en las percepciones mostró la última Encuesta CEP, especialmente en aspectos como qué se espera del país y la forma de organizarse, retomando un escenario mucho más cercano al que se veían poco antes del 18-O.
Una de las preguntas que se suele hacer es qué valor se le da a la democracia en una escala del 1 al 10, donde las libertades públicas y privadas son 1; o que haya orden público y seguridad ciudadana en 10.
Según la indagatoria el 55% dijo darle más valor al orden público (opciones 7 al 10), 13% por darle más valor a las libertades (opciones 1 al 4) y 26% las valora por igual (opciones 5 y 6).
Este dato es relevante ya que comparado a diciembre de 2019 el 41% de los consultados prefería el orden público.
“Por una parte, volvemos a niveles preestallido en la mayoría de las percepciones y actitudes, y es probable que suceda lo mismo en esta dimensión (libertades-orden público). Por otra, para un 42% la delincuencia, asalto y robos es uno de los principales problemas, por lo que ese aumento también se puede asociar, en parte, a una mayor preocupación. Así, mientras que un 65% de quienes consideran la delincuencia, asaltos y robos uno de los principales problemas valora más el orden público y seguridad ciudadana, un 48% de quienes no consideran la delincuencia como uno de los principales problemas, prioriza el orden público”, manifestó Carmen Le Foulon, coordinadora del Área de Opinión Pública del Centro de Estudios Públicos (CEP), en La Tercera.
En el mismo medio, Josefina Araos, investigadora del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES), apuntó que “un 31% de las personas considera que lo más importante (22% en diciembre 2019), la primera prioridad, es el orden público y seguridad (la opción 10). ¿Qué concluir de eso, que a la gente no le importan las libertades? No, sino que haya un contexto que las posibilite, que permita ejercer esas libertades. Y la subida de esa valoración es muy marcada como para no relacionarla con los efectos del estallido”.
Otro de los puntos en la encuesta también mostró un cambio respecto a 2019, si es que “debería premiarse el esfuerzo individual, aunque se produzcan importantes diferencias de ingresos”, la que pasó de 37% a 46% comparado del mes anterior a este.
Quienes creen que “los ingresos deberían hacerse más iguales, aunque no se premie el esfuerzo individual”, bajaron de 28% a 22%.
“La gente quiere que se le reconozca su esfuerzo y no ser abusada, y eso exige grandes cambios estructurales en políticas sociales y en la forma de hacer política, pero no hay un deseo, o no se puede concluir de acá un deseo general por una refundación o echar abajo el supuesto modelo. La gente valora el esfuerzo individual y el papel que eso tiene en su bienestar, en su dignidad y en su autovaloración, y eso exige apoyo de instituciones que protejan”, sostuvo Araos.