Es uno de los trastornos de aprendizaje más comunes a nivel mundial, pero además de los más difíciles de identificar, confundiéndolo con mera “flojera” de parte de los niños y niñas por aprender matemáticas.
De acuerdo a la Agencia de Calidad de la Educación, los resultados del año 2020 en la evaluación de Diagnóstico Integral de Aprendizajes en la asignatura de Matemáticas no alcanzaron el 50% de lo esperado. En II medio, por ejemplo, solo se aprendió el 27% de los contenidos, mientras que en III medio, el 33%. Los expertos en educación han realizado diversos llamados a observar los comportamientos de los alumnos y dar a conocer que el problema puede ir más allá de la simple flojera por desarrollar ejercicios matemáticos. Estar alerta puede cambiar la relación de los niños y adolescentes frente a esta asignatura tan fundamental para la vida.
“Las matemáticas no se pueden aprender de golpe, apurado, cuando quedan pocos días para dar una prueba. Esta disciplina se debe incorporar diariamente, a través de ejercicios personalizados, que permitan a los alumnos avanzar a su propio ritmo”, explica Javier Arroyo, experto en educación virtual y cofundador del método Smartick. Y es en este mismo proceso de aprendizaje que tutores y padres pueden darse cuenta de si hay un trastorno presente, en este caso, la discalculia.
De acuerdo a estudios recientes, las cifras a nivel mundial indican que la discalculia afecta entre un 7 y 10% de la población, dificultando la adquisición del sentido numérico y el cálculo y trayendo más de algún problema en la adultez de no ser diagnosticada a tiempo. “La identificación temprana de este trastorno del aprendizaje es crucial porque ayuda a reducir el problema, evitando mayores frustraciones en un futuro y contribuyendo a aplicar el tratamiento adecuado con especialistas”, comenta Arroyo.
Entre algunas de las señales más frecuentes que se pueden observar para determinar una posible discalculia, están:
- Dificultades en la comprensión del concepto de cantidad.
- Lentitud y retroceso en el aprendizaje de los números.
- Dificultad a la hora en relacionar número y cantidad, así como aprender operaciones básicas como suma y resta.
- Confusión constante en los conceptos de mayor y menor que.
- Dificultad para resolver juegos de patrones
- Dificultad para memorizar la tabla de multiplicar.
- Incomprensión frente a todo lo que respecta estimar tiempos, velocidad y distancia, así como comprender los tiempos para obtener objetivos o cumplir metas.
- Dificultad para calcular y contabilizar dinero.
- Complejidad para procesar ideas visuales y espaciales como gráficos y tablas.
- Frustración al no lograr entender la lógica matemática.
- Dificultad para la retención de números y cálculos mentales.
“Un niño sin diagnosticar sufre, se siente torpe y no entiende el porqué de sus dificultades para tareas numéricas que otros niños hacen con facilidad”, explica el experto. Para ellos, a los que de otra forma se suele etiquetar de “torpes” o “flojos”, el diagnóstico representa no solo una explicación, sino una liberación. Permite además rebajar los niveles de ansiedad que sufren, que pueden afectar a su autoestima y llegar a provocar el abandono escolar. Con el objetivo de ayudar a la detección de este trastorno, Smartick diseñó un test online gratuito que permite identificar de manera sencilla y rápida a los niños en riesgo de tener discalculia. Se realiza desde un computador o tablet, tiene una duración aproximada de 15 minutos e incluye tareas en torno a tres áreas fundamentales del aprendizaje matemático: Comparación y reconocimiento de cantidad, números arábigos y numeración y aritmética