Hace treinta años, el 18 de octubre pero de 1991, tras de la disolución de la Unión Soviética; Azerbaiyán restauró su independencia y se declaró heredero de la primera República Democrática.
En los primeros años de la independencia, Azerbaiyán debió afrontar numerosos y graves problemas, mayormente debido a la inestabilidad de la política interna, a las dificultades económicas y el conflicto con el país vecino, Armenia que se extendió por casi 30 años.
El crecimiento promedio anual en el país fue más del 10%, los recursos financieros alcanzaron el 70% del PBI, el desempleo y la pobreza se redujeron de una tasa 54% a sólo el 4%.
Sin embargo, con la elección del presidente Heydar Aliyev en el año 1993, el país fue capaz de salir de las dificultades y alcanzó el éxito al consolidar dos elementos muy valiosos para cualquier Estado; su soberanía e independencia política.
A pesar de las resistencias e incertidumbres sobre el futuro de Azerbaiyán, Heydar Aliyev persiguió la firma del “Contrato del Siglo”. Así se materializó este significativo acontecimiento el 20 de septiembre de 1994 en Bakú; con el compromiso de once empresas internacionales (Amoco, BP, McDermott, UNOCAL, SOCAR, LuKoil, Statoil, Turkiye Petrolleri, Pennzoil, Ramco, Delta) de siete países.
El “Contrato del Siglo” fue incorporado en la lista de los acuerdos más importantes, tanto por el número de reservas de hidrocarburos que involucraba, tanto como por el volumen total de inversiones propuestas. Este, fue el primer contrato firmado por Azerbaiyán independiente con las principales compañías petroleras del mundo. Además, por primera vez en la historia de Azerbaiyán, se presentó el Mar Caspio a inversores extranjeros.
Como resultado de la política que fundó Heydar Aliyev, Azerbaiyán se convirtió en un miembro reconocido de la comunidad internacional, demostró ser algo que todos los países del mundo aspiran a ser: un socio internacional confiable. Por otra parte, se convirtió en un garante de la seguridad energética europea.
Y fue en esos años que se identificaron las prioridades de política exterior. Azerbaiyán comenzó su desarrollo como un estado laico moderno disfrutando de alto nivel crecimiento y estabilidad de 1993 a 2003, con una performance que ha sido reconocida en la opinión pública internacional.
Desde 2003, Azerbaiyán ha experimentado un rápido crecimiento de su economía, asegurando la prosperidad y bienestar socioeconómico a su población. A la vez de haber podido posicionar al país en un rol protagónico en el liderazgo regional, en esto ha concluido la política multidimensional efectuada por el actual presidente Ilham Aliyev.
Vemos esto en datos, tomando una década, del 1993 al 2003. El crecimiento promedio anual en el país fue más del 10%, los recursos financieros alcanzaron el 70% del PBI, el desempleo y la pobreza se redujeron de una tasa 54% a sólo el 4%. Estamos entre los principales países con respecto a las inversiones extranjeras directas per cápita. Y otro dato fáctico lo representa la cantidad total de inversiones en nuestra economía durante últimos 15 años, que fue de más de 230 mil millones de dólares, la mitad de los cuales son inversiones extranjeras.
Azerbaiyán es sin lugar a discusión una pieza esencial en la realización de grandes proyectos regionales e internacionales de energía. Como por ejemplo, la líneas de conexión Bakú-Tiblisi-Ceyhan, Bakú-Tiblisi-Erzurum, gasoductos Cáucaso del Sur, Trans-Anatolia (TANAP) y Trans Adriático (TAP) – tres importantes segmentos del Corredor del Sur de Gas, con los cuales Azerbaiyán desempeña un papel crucial en la seguridad energética de Europa. Junto con la exportación de petróleo crudo y gas, Azerbaiyán se ha convertido también en un exportador de electricidad en los últimos años.
Revalorizando este rol estratégico, Azerbaiyán participa activamente en la implementación de proyectos de coordinación regional como los corredores de transporte Este-Oeste, Norte-Sur y Noroeste, y por lo tanto, se ha convertido en uno de los principales y más previsibles centros de transporte y logística de Eurasia.
El mayor éxito de nuestra historia de independencia es la liberación de los territorios ocupados, la restauración de la soberanía y la integridad territorial mediante la implementación de las resoluciones del Consejo Seguridad de la ONU. Ahora, Azerbaiyán está luchando contra el tiempo desminando de los territorios liberados, reconstruyendo de ciudades y distritos sometidos a un “urbicidio” en las regiones que fueron el hogar de casi un millón de azerbaiyanos que se convirtieron forzosamente en desplazados internos.
Hoy Azerbaiyán preside el Movimiento de Países No Alineados y por su iniciativa en diciembre de 2020 se celebró la Sesión Especial de la Asamblea General de la ONU en respuesta al coronavirus. Azerbaiyán también hizo contribuciones financieras voluntarias a la Organización Mundial de la Salud por valor de 10 millones de dólares. Además, proporcionó asistencia financiera y humanitaria directa a más de 30 países para apoyar su lucha contra el coronavirus.
En los últimos años, el mundo ha reconocido cómo Azerbaiyán se ha convertido en un centro de multiculturalismo en todo el mundo. Por cómo se expone en el país la convivencia pacífica de representantes de diferentes grupos religiosos y étnicos. La Asamblea General de la ONU reconoce al Foro Mundial sobre Diálogo Intercultural, que se celebra regularmente en Azerbaiyán, como una «importante plataforma global para la promoción del diálogo intercultural».
En síntesis, en treinta años hemos construido una gran historia de la independencia. Ya que hemos logrado algo muy valioso, precisamente vivir una vida independiente, prospera y exitosa.
**Rashad Aslanov, Embajador de Azerbaiyán en Chile.