Texto-Transcripción: @pato_sesnich – Imagen: Imdb.com
LA HISTORIA
Durante más de diez años, Molly (Mila Kunis, ‘El Cisne Negro’, ‘Amigos con beneficios’), ha sido adicta a la heroína, eso le ha impedido llevar una vida normal, como estar al lado de sus hijos.
Un día golpea la puerta de la casa de Deb (Glenn Close, ‘Atracción fatal’, ‘La esposa’), su madre, pidiendo asilo, ya que no quiere pasar frío durmiendo en la calle o debajo de un puente.
Deb se niega a recibirla, ya que puede robarle dinero o como hizo la última vez que la recibió: llevarse las guitarras de colección y venderlas a cambio de drogas.
Al día siguiente, Deb lleva a Molly a un centro de rehabilitación, en donde el médico le propone inyectarle una dosis que la hará ser inmune a las adicciones, pero para eso debe estar cuatro días sobria.
Deb, sin ser creyente (aunque siempre menciona a Dios en sus conversaciones), cree que Molly cumplirá con no inyectarse nada que le dañe el organismo, pero llega un momento en el que las madres se rinden ante las adicciones de los hijos.
Drama dirigido por uno de mis directores favoritos Rodrigo García (‘Con sólo mirarte’, ‘Nueve vidas’, ‘Amor de madres’), escrito por García junto a Eli Saslow, basada en un artículo del Washington Post de su autoría, inspirada en la vida de Amanda Wendler y Libby Alexander. Buena.
DIÁLOGO SELECCIONADO
Deb (Glenn Close): Lo siento mucho. Ojalá hubiera estado presente.
Molly (Mila Kunis): Sí, deberías haber estado. Fue muy repentino todo. Un día me ponías una notita en la lonchera, y al día siguiente partiste a tus dos años sabáticos. Pensé que no soportabas estar con nosotros, conmigo.
Deb: No fue por eso. Sabes que eso no es cierto.
Molly: ¿En serio?
Deb: ¿No hemos hablado de esto bastante? Quedé encinta de tu hermana. No era planeado. Y en unos meses me encontré con una bebé, y renuncié al trabajo. Y me casé con un hombre a quien no conocía muy bien. Y él era…Era difícil. Quizá yo también lo era. Y cuando tu hermana tenía ocho años, volví a quedar encinta y estábamos muy felices. Creo que estábamos en un buen lugar. Estábamos en un buen momento, tu padre y yo. Y durante 15 años pude sostener todo, tratando de no decepcionarlo. Aguantando las estupideces de tu padre. Sus caprichos, sus humores. Hasta que una noche llegué a casa, y oí que empezaba con uno de sus ataques de ira, algo sobre la casa. No lo sé. Y simplemente…Le puse fin. Me marché esa noche.
Molly: Eras presidenta de la maldita Asociación de Padres. Los dos eran tan unidos.
Deb: Fingía. Yo…lamento muchísimo causarte tanto dolor. Pero no puedo disculparme por tratar de sobrevivir. No puedo. Eso sería mentir. Crees que soy culpable de tu adicción.
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