Por: Sergio Parra, director ejecutivo del Consejo Nacional de Protección a la Ancianidad, Conapran.
Este 01 de octubre celebramos un nuevo Día del Adulto Mayor. Hace una semana tuvimos el primer debate presidencial y no se vieron propuestas claras en torno a los adultos mayores. Más aún, se vislumbra una continuidad de lo que ya está ocurriendo hoy: bajas pensiones, grandes listas de espera en el sistema de salud y poca intención de cambio de mejorar la calidad de vida de las personas mayores. Si bien es cierto que las políticas públicas han avanzado, no se ve plasmado en un plan de trabajo a futuro que busque mejorar de forma real lo que en terreno necesita un adulto mayor.
La Nueva Constitución debe establecer que el Estado garantice la inclusión y acceso a la salud de todas las personas sin discriminación alguna, ya sea en entidades públicas como privadas, dándole énfasis a la salud mental. No nos quedemos con que no hay cabida de atención para los adultos mayores porque tienen pocas proyecciones de recuperabilidad, porque es más práctico atender a una persona joven o por su menor expectativa de vida.
Asimismo, necesitamos que el sistema de pensiones sea más justo y equitativo. Ellos merecen recibir una pensión acorde que permita cubrir sus reales necesidades, en donde se garanticen ingresos dignos.
Es importante saber que el proceso de envejecer nos acompaña desde el primer día y queremos llegar a una edad mayor con las mejores herramientas posibles de envejecimiento activo y positivo, que nos permita mantener autonomía hasta el último día de vida. El respeto hacia los adultos mayores debe ser un pilar fundamental para construir una sociedad más justa e integrada, sobretodo, entre las brechas generacionales.