- Según Naciones Unidas, el transporte representa una cuarta parte de las emisiones de carbono en el mundo, alcanzando las 8 gigatoneladas por año, y se estima que más de mil millones de autos de pasajeros recorren actualmente las calles y carreteras, cifra que para 2040 podría duplicarse.
Sin duda, la crisis climática que afecta a nuestro planeta ha llegado a un estado de alerta roja. De acuerdo a un reciente informe de Naciones Unidas, muchos de los cambios observados en el clima, como el aumento continuo de las temperaturas y el nivel del mar, no tienen precedentes y no se podrán revertir hasta dentro de varios siglos o milenios. No obstante, una reducción sustancial y sostenida de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y de otros gases de efecto invernadero permitiría limitar el cambio climático. En eso, la forma de transportarnos juega un rol clave.
Sólo en Chile , automóviles y buses emiten al año en Santiago 48.400 toneladas de contaminantes, y los autos particulares son responsables del 90% de ellos. Para Jadille Mussa, académica de Arquitectura de Paisaje de la Universidad Central, la pandemia ha agravado esta situación “ya que el miedo de compartir espacios colectivos ha incentivado el uso del automóvil tanto a nivel mundial como en Chile. De hecho, las proyecciones indican que en 2021 el parque ascenderá a 5,44 millones de unidades, lo cual se traduce en un alza de 4,1% respecto a los 5,22 millones estimados en 2020. Esto impacta en la dificultad de desplazamiento, pero especialmente en el aumento de CO2 en la atmósfera”.
De ahí la relevancia de fechas como el Día Mundial Sin Auto, que cada 22 de septiembre invita a tomar conciencia sobre el impacto negativo de su uso excesivo y a la vez motivar a la ciudadanía a preferir formas limpias de movilidad, como la bicicleta. El boom de su uso en los últimos años se ha hecho evidente, sin embargo, para hacer un cambio sustantivo en temas ambientales, las distancias o nivel de entrenamiento deben dejar de ser un obstáculo para que así la bicicleta pase de ser un tema recreativo a ocupar el lugar protagónico en nuestro día a día. “Esa ha sido justamente la motivación de muchos para buscar opciones con pedaleo asistido, que les permitan realizar sus traslados habituales sin límites de cercanía y, a la vez, ejercitarse sin altas exigencias”, señaló Juan Ignacio Guldman, gerente de operaciones de Völmark, marca nacional líder en vehículos eléctricos menores, con estándares europeos y precios accesibles.
La masificación de las llamadas e bikes ha llevado al surgimiento de una gran diversidad de modelos para diferentes usos: montaña, ciudad, venta de alimentos e incluso transporte de cargas, algo crucial en la era del e commerce. En este último caso, no sólo el planeta agradece opciones de este tipo ya que “de acuerdo al último Atlas Europeo de Movilidad, que comparó los costos de uso de un auto pequeño v/s una bicicleta de carga eléctrica, abarcando reparación, impuestos, seguros, combustible / electricidad y la desvalorización, los costos anuales para el auto ascienden a 4.130 euros y las cargo e bikes llegan sólo a 716. El precio de compra, en tanto es de 20.000 euros para el auto y 4.000 para la bicicleta”, puntualizó Guldman.
Aún con toda esta evidencia, el uso del automóvil sigue siendo indiscriminado y por eso, como país, se debe avanzar en varios desafíos. “Lo primero es promover ciclovías más amplias que permitan vías segregadas para usuarios que se mueven muy rápido, con divisiones que no sean peligrosas y conectividad eficiente, segura y amplia. Otra medida es que se aumente el impuesto a los combustibles fósiles y que la electromovilidad o sistemas híbridos sean más accesibles. Estos vehículos deben ser pensados como una estrategia país y no un lujo, el norte debiera estar radicado en tener un ambiente sin contaminación”, aseguró Mussa.