viernes, noviembre 15, 2024

Este 19 de septiembre se conmemora un año más del fusilamiento del sacerdote Joan Alsina

Alsina o “cura obrero” como se le conoce, era un sacerdote católico que ejercía su ministerio en la Parroquia San Ignacio de San Bernardo y su trabajo en el hospital era de jefe de personal.

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Este 19 de septiembre, la misma fecha que se conmemoran las “Glorias del Ejército”, en otro lado de la sociedad se revive el martirio que sufrió el sacerdote catalán Joan Alsina, quien fue fusilado por una patrulla militar en el Puente Bulnes de Santiago en 1973.

Con 31 años, Alsina fue detenido en el Hospital San Juan de Dios, lugar donde trabajaba, por una patrulla del Ejército en el marco de tres operativos al interior del nosocomio realizados por soldados de un Batallón del Regimiento Yungay de San Felipe.

Alsina o “cura obrero” como se le conoce, era un sacerdote católico que ejercía su ministerio en la Parroquia San Ignacio de San Bernardo y su trabajo en el hospital era de jefe de personal.

Luego de aprehensión en el San Juan de Dios, el sacerdote era conducido hasta el Instituto Diego Barros Arana y posteriormente al Río Mapocho donde fue ejecutado y su cuerpo hallado el 27 de septiembre en el Instituto Médico Legal, siendo sepultados sus restos en el Cementerio Parroquial de San Bernardo.

El soldado que lo fusiló

Quien fue el responsable de su muerte fue el soldado de 18 años en aquel entonces, Nelson Bañados Pinto, quien dio un estremecedor relato de lo ocurrido aquel 19 de septiembre de 1973.

Al llegar al puente Bulnes, mi capitán frenó, yo, como lo hacia con cada uno de los que fusilaba, me bajé, saqué a Juan del furgón y fui a vendarle los ojos, pero Juan me dijo: “Por favor no me pongas la venda, mátame de frente porque quiero verte para darte el perdón”.  Fue muy rápido. Recuerdo que levanto su mirada al cielo, hizo un gesto con las manos, las puso sobre su corazón y movió los labios como si estuviera rezando y dijo: “Padre, perdónalos…”  yo le dispare la ráfaga y cayo al tiro. Quería dispararle con la pistola pero lo hice con la metralleta para que fuera más rápido.  El impacto fue tan fuerte que volteo su cuerpo y prácticamente cayó solo  al Mapocho, yo tuve que darle un empujoncito nomás.  Otros, a veces caían al piso del puente y había que levantarlos y echarlos al rio. Eran las 10 de la noche y de este fusilamiento no me voy a olvidar nunca jamás”, comentó.

También recordar que quien dio la orden de fusilamiento fue el Mayor Donato López Almarza, máximo jefe del Regimiento de Infantería N° 3 “Yungay” de San Felipe, y Bañados cumplió la orden como parte de la patrulla que integraba y que estaba al mando del Teniente Mario Caraves Silva.

Además, más de tres décadas después del asesinato del “cura obrero”, la justicia condenó a López, mientras que Caraves murió en febrero de 1991, antes de recibir su castigo. En el caso del soldado que percutó las balas decidió quitarse la vida.

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