El hidrógeno atmosférico aumentó en un 70% en los últimos 150 años, de acuerdo a lo descubierto por científicos que hicieron un estudio del aire atrapado en las capas de hielo compacto en la Antártida.
Investigadores de la Universidad de California Irvine junto a científicos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), la Universidad de Colorado Boulder y UC San Diego, descubrieron que el hidrógeno (H2) se incrementó de 330 a 550 partes por mil millones en la atmósfera de la Tierra desde 1852 hasta 2003.
Dicho estudio, que publicado en la revista, Proceedings of the National Academy of Sciences, da cuenta de la presencia del hidrógeno, el cual es un subproducto de la combustión de combustibles fósiles, la quema de biomasa y la oxidación del metano, entre otras fuentes.
Los anterior tiene un impacto en el calentamiento global y la capa de ozono que está afectando al planeta.
John Patterson, estudiante de posgrado en el laboratorio de Eric Saltzman, profesor de Ciencias de Sistemas de la Tierra de la UCI y uno de los autores del estudio, señala que “el aire envejecido está atrapado en la capa de nieve perenne sobre una capa de hielo, y el muestreo nos da una descripción muy precisa de la composición atmosférica a lo largo del tiempo”.
Y agrega que “nuestra reconstrucción paleoatmosférica de los niveles de H2 ha mejorado enormemente nuestra comprensión de las emisiones antropogénicas desde el comienzo de la revolución industrial”.
El científico también señala que la mayor parte del aumento de H2 se debe a las actividades humanas como el transporte, afirmando que “las políticas gubernamentales sobre las emisiones de los tubos de escape han llevado a una disminución del monóxido de carbono en la atmósfera, por lo que deberíamos haber esperado ver el mismo impacto en el hidrógeno molecular, pero ese parece no ser el caso”.
Finalmente, los científicos apuntan que a podría haber una nueva fuente de emisiones de hidrógeno en el futuro, luego que más personas adopten energía de hidrógeno sin carbono para automóviles y otras necesidades, lo que lleva a la posibilidad de fugas a la atmósfera.