Al conmemorarse mañana, 18 de Septiembre, Día de nuestra Independencia Nacional y el 19 de Septiembre, Día de las Glorias del Ejército de Chile; nuestros pensamientos de antiguos soldados, se orientan con mayor intensidad, hacia los militares en retiro de todos los grados, injustamente prisioneros de un Estado inmisericorde.
Ambas fechas, de profundo significado histórico para todos los chilenos amantes de la Patria y la libertad, civiles y militares, son motivo de homenajes y celebraciones, pero en esta ocasión, más que en otras anteriores, se ven ensombrecidas por la tristeza e impotencia al contemplar que continúan privados de libertad en razón de hechos ocurridos hace décadas en el contexto histórico de un auténtico enfrentamiento fratricida.
Se trata de superiores, subalternos, amigos; camaradas todos, muy jóvenes entonces, que cumpliendo con su deber militar para con la Patria en una trágica etapa de nuestra historia, hoy sufren las consecuencias de ello a través de injustas condenas, sin acceder a los beneficios que las propias leyes consideran y tampoco, a los gestos humanitarios que hemos esperado infructuosamente de un Estado, incapaz de ser magnánimo por el bien superior de la reconciliación y la paz nacional, pero discriminatorio al dictar un indulto general conmutativo en abril de 2020, a causa de la pandemia producida por la enfermedad Covid-19 que favoreció a miles de civiles, pero que excluyó expresamente a los integrantes en retiro de las Fuerzas Armadas y de Orden y Seguridad Pública.
Actualmente, el brote de contagio que desde agosto de 2021 afecta el penal de Punta Peuco, con más de cien infectados y desgraciadamente cinco víctimas fatales, demuestra las dolorosas secuelas de la injusta medida, de excluir a nuestros camaradas de los beneficios otorgados. Las responsabilidades civiles y penales a que puedan dar lugar estos hechos, jamás lograrán mitigar el dolor que han debido padecer ellos y sus familiares.
Estamos seguros, que en el alma de cada uno de los militares retirados hacia los cuáles nos dirigimos en estas desgraciadas circunstancias, apartados de sus familias y con el sentimiento de haber entregado todo por Chile les resulta doloroso y desilusionante enfrentar el futuro. Sin embargo; les pido que no pierdan la esperanza y la fe en Dios, y que la fortaleza que los caracteriza y de la que han dado tantas pruebas, siga siendo vuestra principal virtud. Nosotros, seguiremos instando porque se haga justicia a vuestro respecto, recurriendo a las instancias posibles hasta agotar los medios.
Recordemos que el 18 de Septiembre de 1810, fue el primer grito de libertad que nos llenó de esperanzas sobre un futuro digno, independiente y soberano, materializándose el ansia libertaria de un pueblo que jamás ha aceptado ser sometido y cuyo espíritu nos proviene del araucano y el intrépido español. Ese mismo espíritu, llevó a las Fuerzas Armadas y de Orden, al Pronunciamiento Militar del 11 de septiembre de 1973, para cumplir con la patriótica tarea de preservar la libertad amenazada.
Por ello y para honrar su tradición histórica, durante el gobierno de don Ramón Barros Luco, en 1915, se dispuso destinar el 19 de septiembre, al recuerdo y homenaje de las Glorias del Ejército; indicando que si la Patria nació el 18 del mismo mes, el Ejército estuvo muy junto a ella desde el primer momento.
211 años después, duele ver a nuestros soldados, del mismo glorioso Ejército de todos los chilenos que tanto ha entregado a Chile, sufriendo y cumpliendo condenas por una situación del pasado, originada por una mala conducción política de carácter nacional, que demandó el actuar de las Fuerzas Armadas y Carabineros.
No podemos, dejar de representar este sentimiento por los que están sufriendo junto a sus más cercanos, privándoseles de beneficios a los que otros acceden. Del mismo modo, no es equitativo que a cuarenta y ocho años de aquel 11 de septiembre de 1973, nuestros camaradas, ahora ancianos y con variadas enfermedades, son los únicos chilenos privados de libertad como consecuencia de una crisis política, económica y social de todos conocida y en cuyo desenlace actuaron, en su gran mayoría, cumpliendo órdenes superiores.
Pedimos a Dios que irradie su bondad, a las autoridades y poderes del Estado de Chile, para que acojan el clamor de millones de personas que quieren una reconciliación por sobre las odiosidades partidistas y resuelvan sin temores y conforme a lo que las leyes permiten, aplicar los beneficios e indultos que hasta ahora han negado a un grupo de chilenos, a los cuales se les ha responsabilizado de los errores de toda una clase política, que no logró la paz y la estabilidad necesaria, en un momento trascendente de nuestra historia como joven República.
Camaradas y soldados por siempre, reciban nuestro reconocimiento, apoyo y lealtad, en las vísperas del Día de la Patria y de las Glorias del Ejército de Chile.
**Enrique Slater Escanilla, General de Brigada (R.), presidente del Centro de Generales de Ejército en Retiro.
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