El primer ministro de Australia, Scott Morrison, declaró este domingo que el gobierno de Francia sabía que Canberra tenía «profundas y graves reservas» respecto a los submarinos franceses, antes de que se rompiera el acuerdo de compra la semana pasada, y dijo que la decisión respondió a razones estratégicas propias de un estado soberano,, tl como lo reseña un cable de DW.
«Creo que tenían todas las razones para saber que teníamos profundas y graves reservas sobre el hecho de que las capacidades del submarino de clase Attack no respondían a nuestros intereses estratégicos y dejamos muy claro que tomaríamos una decisión en función de nuestro interés estratégico nacional», declaró Morrison en una rueda de prensa en Sídney.
«Por supuesto que esto es motivo de enorme decepción para el gobierno de Francia, y eso puedo entenderlo. Pero al mismo tiempo, Australia, como cualquier nación soberana, debe siempre tomar decisiones que vayan de la mano con su interés nacional de seguridad”, agregó el primer ministro. Morrison reiteró que él había planteado problemas con el acuerdo «hace algunos meses”, al igual que otros ministros de su gobierno.
«Puñalada por la espalda”
Morrison dijo que habría sido una «negligencia» seguir adelante con el contrato a pesar de que los servicios de inteligencia y de defensa de Australia le habían aconsejado que la compra iría en contra de los intereses estratégicos del país. «No me arrepiento de la decisión de anteponer el interés nacional de Australia. Nunca me arrepentiré”, afirmó.
En declaraciones a Sky News Australia el domingo, el ministro de Defensa, Peter Dutton, dijo que su gobierno había sido «franco, abierto y honesto» con Francia acerca de sus preocupaciones sobre el acuerdo, que estaba por encima del presupuesto y con años de retraso.
Francia, que calificó lo sucedido como «una puñalada por la espalda”, no ha escatimado recursos para dejar ver su molestia por la decisión del gobierno australiano de retirarse del acuerdo de entre 35 mil y 56 mil millones de euros para la compra de una flota de submarinos a diésel. París llamó a consultas a sus embajadores en Canberra y Washington, y acusó a ambos países de mentir sobre la ruptura del contrato.
Australia ahora comprará al menos ocho sumergibles de propulsión nuclear estadounidenses.