KABUL (AP) — Los talibanes capturaron el viernes otras tres capitales de provincia en el sur de Afganistán, incluyendo la de Helmand, escenario de algunos de los combates más intensos de las dos últimas décadas, mientras avanzan con una ofensiva relámpago que está rodeando gradualmente la capital, Kabul.
La caída de la capital de Helmand se produce después de años de trabajo y derramamiento de sangre entre las fuerzas de Estados Unidos, Gran Bretaña y los aliados de la OTAN. Cientos de soldados extranjeros fallecieron allí durante las casi dos décadas de guerra.
Los insurgentes han tomado más de una docena de capitales regionales en los últimos días y ahora controlan más de dos tercios del país a pocas semanas de que Estados Unidos complete la retirada total de sus tropas.
Attaullah Afghan, el jefe del consejo provincial de Helmand, dijo que la capital, Lashkar Gah, cayó en manos del Talibán tras fuertes combates y que los insurgentes izaron su bandera sobre las instalaciones gubernamentales. Las tres beses del ejército nacional a las afueras siguen bajo el mando de Kabul, agregó.
Por su parte, Atta Jan Haqbayan, jefe del consejo provincial de Zabul, afirmó que su capital, Qalat, está ahora controlada por los talibanes y que las autoridades están en un campamento militar próximo alistándose para marcharse.
Dos legisladores de la región sureña de Uruzgan señalaron que las autoridades locales rindieron su capital, Tirin Kot, ante el rápido avance de la ofensiva talibán. Bismillah Jan Mohammad y Qudratullah Rahimi confirmaron lo ocurrido el viernes, y Mohammad explicó que el gobernador se dirigía al aeropuerto para partir hacia Kabul.
Los últimos avances se produjeron horas después de la captura de la segunda y tercera ciudad más grandes de Afganistán. La toma de Kandahar y Herat es, hasta la fecha, el mayor logro de la rápida campaña insurgente.
Aunque Kabul no está directamente amenazada, las pérdidas y las batallas que se repiten en todas partes afianzan más aún el poder de los resurgidos talibanes.
Con la seguridad deteriorándose rápidamente, Estados Unidos tiene previsto enviar 3.000 soldados para ayudar a evacuar al personal de su embajada en Kabul. Por su parte, Gran Bretaña anunció que alrededor de 600 soldados se desplegarán por un corto espacio de tiempo para respaldar a los ciudadanos británicos que abandonan el país, y Canadá enviará a fuerzas especiales para ayudar a desalojar su embajada.
Miles de afganos han huido de sus casas por miedo a que los talibanes vuelvan a imponer un gobierno brutal y represivo que elimine casi por completo los derechos de las mujeres y realice ejecuciones públicas. Las conversaciones de paz en Qatar continúan estancadas aunque los diplomáticos siguen reuniéndose.
“Exigimos el final inmediato de los ataques contra las ciudades, instamos a un acuerdo político y advertimos que un gobierno impuesto por la fuerza será un estadio paria”, dijo Zalmay Khalilzad, el representante de Washington en el diálogo.
Fazel Haq Ehsan, jefe del consejo provincial de la provincia occidental de Ghor, dijo el viernes que el Talibán entró en su capital, Feroz Koh, y que había combates en activos dentro de la ciudad. El grupo insurgente reclamó haber tomado Qala-e Naw, la capital de la región de Badghis, también en el oeste del país, pero no hubo confirmación oficial.
Los insurgentes están avanzando también en la provincia de Logar, justo al sur de Kabul, donde afirman haber tomado la comisaría de la policía de la capital, Puli-e Alim, además de una prisión cercana. La ciudad está a unos 80 kilómetros (50 millas) al sur de Kabul.
La última evaluación de inteligencia militar estadounidense indica que Kabul podría verse bajo el asedio de los insurgentes dentro de 30 días y que, si se mantienen las tendencias actuales, los talibanes podrían hacerse con el control total del país en pocos meses. El gobierno afgano podría verse obligado a replegarse para defender la capital y algunas otras ciudades en los próximos días si los talibanes mantienen su ritmo.
La embestida representa un impresionante colapso de las fuerzas afganas luego de que Estados Unidos invirtió casi dos décadas y 830.000 millones de dólares en tratar de establecer un estado funcional luego de derrocar al Talibán tras los ataques del 11-S. Los combatientes viajan a bordo de Humvees de fabricación estadounidense con fusiles M-16 robados a las fuerzas afganas colgados al hombro.
Las fuerzas de seguridad y el gobierno de Afganistán no han respondido a las repetidas preguntas de la prensa, y en su lugar emiten videocomunicados donde se resta importancia al avance insurgente.
Aunque los diplomáticos se reunieron en Doha, Qatar, el jueves, el éxito de la ofensiva insurgente plantea dudas sobre si los talibanes volverán alguna vez al estancado diálogo con el gobierno de Kabul. En su lugar, podrían tomar el poder por la fuerza, o el país podría sumirse en una lucha entre facciones como ocurrió tras la retirada soviética en 1989.