Más allá del fútbol y del entretenimiento que nos ha brindado esta Copa América, en contexto pandemia, sin público y con cambio de sede a última hora, hay un aspecto que no ha pasado desapercibido y que demuestra la nueva tendencia en auspiciadores y público objetivo, todo esto potenciado por los intereses expansivos de China.
Con la pandemia y sus implicancias en el mundo y Sudamérica, la Copa América que estaba agendada para 2020 y que tenía a Colombia y Argentina como sedes fue suspendida hasta el 2021. Todo iba bien hasta mayo de este año. Colombia se tuvo que descartar como sede por la amenaza de la pandemia y nuevos brotes, y sobre todo por la gran cantidad de protestas, incidentes e incertidumbre social y política que se vive en el país hasta el día de hoy. Esto dejaba a Argentina como sede y la total disposición del país trasandino en serlo, pero una nueva ola de contagios y muertes debido al COVID 19 los forzó a ser descartados como anfitrión.
Entre la búsqueda de una nueva sede, tres de los principales auspiciadores se bajaron del torneo: MasterCard, Diageo y AmBev. Una compañía estadounidense, otra británica y otra subsidiaria de AB inBev de Bélgica. ¿Qué auspiciadores quedaron? La mayoría son de origen chino, o tienen lazos empresariales con el país asiático. Estos son: TCL, Kwai y Sinovac. También está Betsson, que es una compañía de apuestas con orígenes en Suecia pero que en 2011 hizo un Joint Venture con una compañía china, la cual no se especifica hasta el día de hoy, ni siquiera en el comunicado oficial lanzado en esa fecha.
Ahora, ¿por qué estos auspiciadores llegan a patrocinar la Copa América? Podemos argumentar que existen fuertes vínculos económicos y políticos entre China y Brasil, además de parte importante de Sudamérica. También existe un expresado interés de China por expandirse económicamente (y políticamente) dentro del continente.
El fútbol y los deportes en general es de las formas más efectivas para promocionarse, para mostrar otra imagen y para establecer lazos con clientes: desde el hincha más casual hasta el gran empresario deportivo. A esto se suma que ante la baja de auspiciadores como MasterCard, China aprovechó de darle aún más pantalla a sus propias empresas. Recordemos que mientras compañías como MasterCard son privadas y no se ven mayormente influenciados por políticas de gobierno, las compañías Chinas están sujetas a la planificación económica del Estado Chino.
Esta expansión en términos de patrocinio se ha dado en los últimos cinco años. Por ejemplo, en la Copa América 2015 donde Chile fue sede, ninguno de los auspiciadores era proveniente de China. En la Copa América 2016, con sede en Estados Unidos tampoco. Recién en 2019, TCL, empresa de artículos electrónicos con origen en China, auspicia la Copa América de Brasil. También otra empresa de electrónica, Hisense, estuvo presente como auspiciador en el mundial de Rusia 2018.
Dentro de todos estos auspiciadores para la pasada Copa América, llama la atención la presencia de Sinovac Biotech Ltd. Esta empresa biofarmacéutica se encargó de distribuir la vacuna contra el COVID alrededor del mundo, con especial foco en Sudamérica y África. Sinovac Biotech donó 50.000 vacunas a la Conmebol en abril de este año, y estuvo presente en toda la publicidad dentro de la cancha en esta Copa. Y ojo, la persona que se encargó de mediar este acuerdo y negociar en tiempo récord fue el Presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, cuando Uruguay también estaba urgido debido a la falta de vacunas. A la semana después de anunciar esto, China envió otras 50 mil vacunas a Uruguay. Todo esto también recae en las cada vez más fructíferas relaciones diplomáticas entre Uruguay y China.
Hace dos días, Uruguay manifestó intenciones de buscar negociaciones comerciales extrazona en la reciente cumbre del Mercosur, en vez de afianzarse con los países pertenecientes a este. Brasil los apoya mientras Argentina se opone a este rumbo. El dinero dentro del mundo del fútbol habla, y hay que saber escuchar.