El resultado de la primaria, Chile Vamos y Apruebo Dignidad, vuelve a cambiar el tablero político de nuestro país. Con una movilización electoral destacable, que superó los 3 millones de votantes (3.143.006 según datos el SERVEL), pone una lápida a los extremos y hace de los comicios de noviembre una elección altamente competitiva. Donde nada está escrito y donde la derecha aún respira.

Paradójicamente, los candidatos mejor aspectados hasta este fin de semana vivieron un cierre de jornada masticando la amargura de la derrota. Los fijos. Los de siempre, Daniel Jadue y Joaquín Lavín sucumbieron en una elección que terminó favoreciendo a dos rostros que, sin ser nuevos en política, vienen a oxigenar la parrilla electoral de noviembre próximo. Pero, ¿porqué colapsaron los 2 candidatos que corrían con el favoritismo de las encuestas? Como diría un muy buen amigo, ¿cómo nos equivocamos tanto?  

El caso de Daniel Jadue (39,57% de su bloque) es de análisis en una escuela de comunicaciones y no profundizaré mayormente salvo los hechos conocidos por todos, ya que durante las últimas semanas fue dilapidando lenta, pero consistentemente, cualquier posibilidad de triunfo.

Jadue no entendió que al chileno común todavía le cuesta confiar en el comunismo. Y tuvo un ejemplo que no fue capaz de ver y tampoco analizar: la votación de Oliva y Orrego debió encender las alarmas en el núcleo más estrecho del alcalde de Recoleta. No obstante, “Daniel el travieso”, se peleó con la prensa, se mostró iracundo en los foros, denostó a su adversario circunstancial, incluso culpándolo por los presos de la revuelta de octubre. Hizo todo lo que pudo para demostrarle a la ciudadanía, que lo estaba evaluando permanentemente, porqué el comunismo no puede ser una opción real para llegar a La Moneda.

Daniel Jadue escribió un manual “hermoso” de lo que no se hace en una campaña política. De todos los candidatos en esta primaria, claramente fue el más torpe y el que más errores cometió. El cara a cara con la periodista Mónica Pérez, quedará atesorado como uno de los episodios más bochornosos de la primaria presidencial 2021 y en honor a la verdad, el comunista no estuvo a la altura de las circunstancias.

El caso de Joaquín Lavín, es mucho más complejo y profundo. Durante años lideró todas las encuestas que lo convertían en el candidato más seguro para ganar la presidencial de noviembre próximo. Trabajó pensando en eso. La UDI veía en él la opción real de llegar a La Moneda con uno de los suyos. Lavín a diferencia de Jadue, incluso, dejó a una remplazante en la alcaldía de Las Condes. Hizo todo pensando en la papeleta final y falló.

No obstante, la derrota, debemos reconocer en él a un hombre que durante años hizo una lectura política y social correcta. Desde el sorprendente “Viva el Cambio”, que lo tuvo a un voto por mesa de ser Presidente de Chile, pasando por “Alas para Chile”; Lavín siempre entendió que con el eje donde habitaba no alcanzaba para convertirse en presidente de Chile.

Buscó siempre acuerdos, qué duda cabe. Sorprendió con declaraciones del tipo: ”Bacheletista, Aliancista” hace más de una década y en el último tiempo, se declaró “Social Demócrata”. Lavín fue el primero en darle vida a la “integración social”. Fue acusado de cosista por sus pares, pero reconocido también como un gran gestor de contenidos. Todos temas que al interior de la UDI no siempre eran bien evaluados y que, por el contrario, en más de alguna ocasión generaron críticas y detractores hacia lo que Joaquín Lavín Infante representaba.

Siendo riguroso, es dable consignar que, el ex alcalde de Las Condes, por lo mismo no tenía una vida partidaria como otras figuras del gremialismo. Iba poco a la tienda de calle Suecia y se mostraba más bien lejano. Sospechando, quizás, qué estar muy apegado a la UDI restaba más de lo que sumaba para sus intenciones de llegar a La Moneda. Y en el análisis final, es muy posible que no se haya equivocado.

Al mirar los números, Lavín perdió contra Sebastián Sichel incluso en la zona oriente de la RM. El bastión histórico de la UDI. De acuerdo al diseño de campaña, gran parte de su trabajo en la capital estaba destinado a ganar en comunas como Vitacura, Lo Barnechea, Providencia, La Reina y Las Condes. Sichel ganó en todas y la UDI y Lavín perdieron estrepitosamente. Un golpe durísimo que costará asimilar.

Joaquín Lavín y la UDI tuvieron 3 campañas antes de la primaria, a saber, Gobernadores, Municipales y Convencionales para abordar de mejor manera la elección de este fin de semana. No supieron aprovecharlas o simplemente, por exceso de confianza no las trabajaron de mejor forma. ¿Qué candidato UDI a lo largo de Chile ocupó a Joaquín Lavín en su campaña? Muy pocos. No hubo relato, no hubo mística y tampoco infantería. No hubo un grupo de estrategas que miraran lo que estaba pasando en Chile y como hacer de todos estos procesos electorales, que han ido conectados, un ejercicio electoral que beneficiara la campaña final de Lavín. En resumen, esta fue una campaña donde ha quedado reflejado el hecho que la UDI es el fiel reflejo de los partidos políticos tradicionales que no están leyendo bien a la ciudadanía y que los actuales líderes, inmóviles en las oficinas del gremialismo, son testigos privilegiados del colapso total de uno de los partidos más influyentes de Chile en las ultimas 3 décadas.

Tendrán que evaluar, entonces, los encargados de la campaña de Joaquín Lavín si el ex alcalde perdió porque la gente no confió en él y su programa o es un damnificado más del desfonde del gremialismo que por tercera vez, en elecciones consecutivas, ve como uno de los suyos pierde estrepitosamente.

Resultados como el de esta primaria solo ratifican lo escrito en ocasiones anteriores: el futuro de la UDI, de mantenerse la tónica, está en serio peligro pues ya no gana ni en las comunas donde su maquinaria era invencible.  

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