Impulsada por el delivery, la demanda de arriendo de estas unidades sigue subiendo. Actualmente, las comunas periféricas concentran la mayor cantidad de opciones para las empresas y se espera que uno de los cambios de la pandemia, sea acercar las bodegas a las ciudades. Así funciona este servicio.
La pandemia cambió por completo varios modelos de negocios en el país, perjudicando a algunos que fueron quedando obsoletos, y beneficiando a otros que comenzaron a crecer gracias a las cuarentenas y especialmente a la irrupción del delivery y el comercio online.
Las consecuencias indirectas de este tipo de negocio las recibió el rubro del bodegaje, que si bien en los primeros meses de la crisis sanitaria vio una merma importante, luego comenzó a recuperarse de manera rápida, siendo el arriendo de bodegas hoy, un indispensable para que muchos sectores puedan seguir vendiendo.
¿Cómo funciona la cadena? Las cuarentenas y la imposibilidad de muchos negocios de vender de manera presencial, impulsaron el e-commerce, el cual a su vez necesitaba de lugares donde almacenar los productos que se vendían en línea.
“Al principio de la crisis pandémica, observamos un aumento de la vacancia, debido a la crisis sanitaria, que se sumó a la crisis política que ya sufríamos en Chile desde el último trimestre de 2019. Como pasó en todos los rubros, disminuyó la demanda y aumentó la vacancia, sobre todo, para quienes no lograron sensibilizar las condiciones contractuales y muy especialmente el valor de los cánones de arrendamiento. Pero tras un período de ajuste, una serie de fenómenos se complementaron para llevar la vacancia de los espacios de bodegaje industrial en o cerca de mínimos históricos”, explica Germán Burgos, Coordinador de Negocios de Cusaco Realty Group.
Según el profesional, diversos estudios coinciden en que, después del peor momento de la pandemia, el 2020 fue escenario de una fuerte disminución de la vacancia, que pasó del 10 u 11% a valores en torno a 6%, con una rápida absorción de los m2 que han estado entrando al mercado, los cuales, en muchos casos, están comprometidos desde mucho antes de estar en condiciones físicas y normativas de ser entregados.
“El crecimiento del comercio electrónico, que ya había irrumpido antes de las crisis de 2019-2020, tuvo una incidencia obvia en este proceso”, agrega.
Sobre qué es lo que más buscan hoy las empresas, esto dependerá mucho del rubro en el que se desempeñan. Algunas necesidades son:
– Si el interesado en arrendar trabaja con productos perecibles, necesitará soluciones para mantener cadenas de suministro de temperatura controlada.
– En otros casos, la prioridad es la seguridad, si es que el producto que se guarda puede ser fácilmente robado y reducido (ropa de marca o electrónica, por ejemplo).
– Otras solicitudes, son, por ejemplo, estar lo más cerca posible de las autopistas urbanas, para mejorar la distribución hasta el cliente final o hasta bodegas de “última milla” o puntos de entrega.
– Algunas empresas necesitan mucho estacionamiento, porque tienen muchas camionetas de reparto.
– También puede ser una mezcla de estos u otros factores, que empujen a arrendar un espacio logístico, a comprarlo, o un espacio donde se trabaje de manera aislada y se puedan administrar las variables de seguridad, administración y mantenimiento de manera individual.
Hoy la demanda de arriendo se concentra en los barrios industriales en el sector Norte de la Región Metropolitana, siguiendo el trazado de las autopistas urbanas: Lampa, Quilicura, Colina, Renca, Conchalí y Pudahuel. El siguiente polígono industrial en importancia está en el Sur de la región: San Bernardo, Maipú, Los Cerrillos, La Pintana y Lo Espejo. Hay otras zonas industriales dentro o más cerca del Anillo Vespucio, en La Reina, Macul, Recoleta, La Cisterna, San Miguel y San Joaquín, pero la tendencia ha sido reemplazarlos por las zonas industriales periféricas.
“Este cambio, operado en las últimas décadas, puede ser un desafío para el mercado. Hasta fines de la década del 2000, todos asumíamos que el bodegaje sería un asunto cada vez más alejado de los corazones de las ciudades y a cierto nivel, seguirá siendo así. Sin embargo, debemos hallar la manera de que las distintas soluciones que presentamos a nuestros clientes, sean capaces de tomar en cuenta una mínima coordinación de factores, necesaria para que un producto que antes pasaba desde aduana a un centro de distribución y luego a una tienda, hasta donde llegaba el cliente, ahora pase lo más rápida y eficientemente posible por centros de almacenaje, centros de distribución, bodegas pequeñas de última milla e incluso puntos de retiro aún más reducidos, ubicados en zonas donde a nadie se le habría ocurrido antes instalar un espacio de almacenamiento, grande o pequeño”, concluye Burgos.