Las inundaciones y los aluviones son los fenómenos asociados a lluvias y crecidas más destructivas en Chile. Estos eventos pueden afectar a una cantidad considerable de personas y producir grandes pérdidas económicas. El problema radica, asegura Rodrigo Cienfuegos, director de CIGIDEN y académico de Ingeniería UC, en la poca conciencia del peligro de aluviones que existe en Chile, en especial cuando largos períodos de sequía mantienen caudales bajos o inexistentes en quebradas y cauces durante mucho tiempo.

“Se tiende a invisibilizar el riesgo, de manera tal que la gente comienza a ocupar lugares como quebradas o cercanías de ríos. Y eso ocurre en distintas partes de Chile, especialmente en el norte y centro del país. En efecto, puede haber un cauce que parece inofensivo porque llueve poco, pero cuando viene un temporal o lluvias intensas, como las que vivimos en el verano en la Región Metropolitana, estos cauces se activan con flujos capaces de arrastrar pesadas rocas y árboles con un alto poder destructivo”, advierte el investigador.

El experto junto a los investigadores CIGIDEN y académicos de la Escuela de ingeniería UC, Christian Oberli, Jorge Gironás y Cristián Escauriaza, escribieron un documento de política pública, llamado “Sistemas de monitoreo y alerta temprana (SMAT), un elemento esencial en la gestión de desastres de origen hidrometeorológico”, basando en el proyecto piloto de un sistema de monitoreo de aluviones desarrollado en la Quebrada de Ramón en la Región Metropolitana.

Medir en tiempo real

“Se trabajó en una red de sensores que permitió medir en tiempo real, distintas variables meteorológicas como la temperatura y humedad. Gracias a este sistema, que almacena datos en la nube y los combina con pronósticos meteorológicos, se podría generar alertas tempranas de posibles aluviones en el área de La Reina, o en cualquier otra cuenca donde se instale una red similar”, describe el ingeniero Christian Oberli.

De acuerdo a los investigadores, los lugares idóneos para implementar un sistema de monitoreo y alerta basado en el registro y transmisión en línea de información hidrometeorológica, son aquellos sujetos a crecidas rápidas detonadas por elevadas precipitaciones y altas temperaturas. Ejemplos de estos lugares son los ubicados en sectores precordilleranos o de topografía compleja, con altas pendientes.

“En particular son de interés las cuencas que desembocan en sectores urbanizados o con asentamientos humanos históricamente afectados por inundaciones y aluviones, como del río Salado en la Región de Atacama. Pero también las distintas quebradas cercanas a la ciudad de Antofagasta, las cuencas precordilleranas en el sector de El Arrayán, Lo Cañas, Las Vertientes, El Manzano, y las quebradas de Macul y Ramón en la Región Metropolitana, y la cuenca del río Las Minas en Punta Arenas”, enumera Jorge Gironás, hidrólogo de CIGIDEN y CEDEUS.

Microestaciones de monitoreo

“Las microestaciones que conforman este sistema de monitoreo, explica Cristián Escauriaza, están diseñadas para desplegarse donde se genera la amenaza. Por tal motivo son livianas, de rápida instalación, y acondicionadas para su instalación en distintas condiciones topográficas y superficies”. Adicionalmente, agrega el experto, están diseñados para conectarse en red con otras microestaciones, hacer uso de redes móviles o contar con conexión satelital, lo que ofrece una amplia posibilidad de adaptación al entorno en que se encuentren.

Rodrigo Cienfuegos explica que hasta ahora los riesgos de aluviones se han calculado con estadísticas de datos históricos, pero que gracias a este sistema se podrían medir datos en tiempo real. “Hemos iniciado una labor para generar las capacidades y herramientas necesarias que permitan entender todas las vulnerabilidades, y así poder desarrollar estudios de probabilidad de inundación por aluviones en distintas cuencas del país”, asegura.

Pero el principal problema, advierte el director de CIGIDEN, es que no existe en Chile una institucionalidad que permita tomar estos resultados para generar un sistema de alerta de aluviones a nivel nacional, en coordinación con los organismos de emergencia pertinentes. “Estas tecnologías, también generan información valiosa para producir mejores mapas de inundación, herramientas indispensables para reducir el riesgo aluvional limitando la exposición de las personas e infraestructura en zonas de peligro”, sostiene Cienfuegos.

Además del mejoramiento de las capacidades de monitoreo y predicción, así como el capital humano asociado, los investigadores sugieren en el policy paper que el país avance hacia un nuevo modelo de coordinación entre las instituciones que permita contar con herramientas efectivas de toma de decisión frente a eventos hidrometeorológicos extremos. “Debemos integrar el análisis de riesgo en los instrumentos de planificación territorial, y potenciar el desarrollo, implementación y correcta operación de SMATs en Chile”, concluye Jorge Gironás.

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