Canadá ha liderado a más de 40 países en expresar serias preocupaciones sobre las acciones represivas de Beijing en Xinjiang, Hong Kong y el Tíbet, lo que provocó una respuesta furiosa de Beijing sobre la historia colonial de Canadá, reseña The Guardian.
El intercambio en el Consejo de DDHH de la ONU el martes marca la última caída en las relaciones entre Canadá y China, que se han deteriorado constantemente a medida que los dos países chocan por los derechos humanos, el comercio y las acusaciones de » diplomacia de rehenes «.
Canadá instó a China a permitir «acceso inmediato, significativo y sin restricciones» para que los observadores independientes puedan visitar su región occidental de Xinjiang , donde los expertos de la ONU dicen que casi un millón de uigures y otros musulmanes turcos han sido detenidos en campamentos.
«Estamos muy preocupados por la situación de los derechos humanos en la Región Autónoma Uigur de Xinjiang», dijo el martes la embajadora de Canadá, Leslie Norton. La declaración conjunta, respaldada por Australia, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Japón, España y Estados Unidos, citó informes de tortura o tratos o penas crueles, inhumanos y degradantes, esterilización forzada, violencia sexual y de género y separación forzada. de los hijos de sus padres.
China y la teoría el empate del mal
China -molesta- se adelantó a la declaración atacando el pasado colonial de Canadá, una medida que reflejaba la creciente frustración por el escrutinio de sus políticas de Xinjiang y su relación cada vez más tensa con Canadá.
Jiang Duan, un alto funcionario de la misión de China ante la ONU en Ginebra, pidió una «investigación exhaustiva e imparcial» sobre Trato histórico de Canadá a los pueblos indígenas y compensación a las víctimas.
La declaración de Jiang fue leída en nombre de Rusia, Bielorrusia, Irán, Corea del Norte, Siria y Venezuela, todos los cuales han sido acusados de abusos de derechos humanos de gran alcance.
