Una primera cumbre entre el presidente estadounidense Joe Biden y su homólogo ruso Vladimir Putin fue calificado como “constructivo” y «productivo» por ambas partes, después del término de las conversaciones en Ginebra este miércoles, que se extendieron por casi cuatro horas, en un contexto de enormes expectativas sobre un encuentro que busca acercar las posiciones de las dos potencias, cuyas relaciones se encuentran en su punto más bajo durante el presente siglo.
Fue el líder ruso el primero en compartir a la prensa los principales puntos de unión tras el encuentro en Ginebra: devolver a los embajadores a las respectivas capitales, reanudar las conversaciones sobre control de armas y entablar un diálogo sobre ciberseguridad.
Para Putin, el encuentro en la antigua mansión de La Grange, fue «constructivo», sin hostilidad y con espacios de entendimiento entre las partes, reconociendo además que ambos países comparten la responsabilidad de la estabilidad nuclear mundial y por ello confirmó que sostendrán conversaciones sobre los posibles cambios al tratado sobre limitación de armas New START, un acuerdo recientemente extendido por Washington y Moscú.
También, el líder del Kremlin dijo que Washington y Moscú iniciarían consultas sobre ciberseguridad, no sin antes enviar un último dardo a Biden al afirmar que la mayoría de los ataques cibernéticos contra Rusia provienen de Estados Unidos.
“Desde luego, vemos desde dónde proceden los ataques, vemos que este trabajo se coordina desde el ciberespacio de Estados Unidos”, señaló, aunque manifestó que no cree que Estados Unidos esté “interesado en manipulaciones de ese tipo”.
Putin también se refirió al conflicto en el Donbass en Ucrania, desatado por separatistas prorussos, acusando a Kiev de querer incumplir los acuerdos de Minsk, en la que los gobernantes de Ucrania, Rusia, Francia y Alemania llegaron a un acuerdo para aliviar la guerra civil en el este de Ucrania.
También abordó el tema de los derechos humanos y la persecución de la oposición rusa, entre ellos el encarcelado Alexei Navalny, a quien se refirió como “esa persona”. Putin negó cualquier persecución y dijo que Navalny sabía que “violaba la ley”.
Biden: ‘Rusia no quiere otra Guerra Fría’
Por su parte, en una rueda de prensa separada, el mandatario estadounidense describió el tono de la reunión como “bueno” y “positivo”. Cabe señalar que la Casa Blanca optó por no dar una conferencia de prensa conjunta, decidiendo que no quería parecer que elevaba a Putin en un momento en el que el presidente de Estados Unidos está instando a los aliados europeos a presionar a Putin para que deje de hacer «innumerables provocaciones».
Biden tocó varios temas espinosos para Moscú y, a pesar de que el demócrata ha calificado de “asesino” en el pasado a su homólogo ruso, se encargó de bajar la temperatura asegurando que ni Rusia ni su país quieren otra Guerra Fría.
“Durante esta última semana, espero que Estados Unidos le haya mostrado al mundo que volvemos a estar con nuestros aliados”, dijo el jefe de Estado, quien recalcó que si bien queda mucho trabajo por hacer, “hemos establecido una base clara sobre cómo pretendemos tratar con Rusia”.
El líder estadounidense insistió en que su agenda no era contra ese país, sino “para el pueblo estadounidense”, reiterando lo señalado por Putin, en cuanto a que se abordó en el encuentro el control de armas y los ataques cibernéticos.
Además, Biden dejó claro que seguirá elevando la voz en defensa de los “derechos fundamentales”, como es el caso del opositor Alexéi Navalny. De hecho, el mandatario dijo que habrá consecuencias devastadoras para Rusia si Navalny llega a morir.
“No se trata solo de perseguir a Rusia cuando violan los derechos humanos, se trata de quiénes somos”, afirmó.
Asimismo, se refirió también al destino de dos ciudadanos estadounidenses “encarcelados injustamente” en Rusia. Si bien Putin dijo por su parte que creía que se podían llegar a cumplir algunos compromisos, no dio indicios de ningún acuerdo de intercambio de prisioneros.