Las plataformas sociales se convirtieron en espacios de difusión masiva de marcas e instituciones. Esto impone que dichas redes adecúen sus contenidos audiovisuales para volverlos más inclusivos, en consonancia con el avance cultural en materia de accesibilidad.
Esta innovación puede parecer algo complejo para aquellas organizaciones que todavía no desarrollan herramientas participativas. Sin embargo, incorporarlas no solo es necesario, sino también mucho más fácil, gracias a la difusión de diversas estrategias de contenido.
En esta nota, hacemos un recorrido por cinco técnicas para generar videos accesibles para todo el público en redes sociales.
1. Lograr claridad
El primer objetivo a cumplir para hacer videos online inclusivos es comunicar un mensaje claro. Es importante que la información se presente de manera coherente y concisa. En el caso de que se desarrolle un concepto, este debe estar completo y ser comprensible.
Además de usar expresiones sencillas, es clave atender a la tipografía, en caso de utilizar palabras. También debe cuidarse la longitud, procurando simplificar el contenido del material audiovisual. Por último, el lenguaje inclusivo permitirá la identificación de todos los visitantes.
2. Buscar accesibilidad interpretativa
La inclusión, en gran medida, implica sobrepasar los límites impuestos por las dificultades físicas. Considerando que existen personas con discapacidad auditiva, el volumen alto y el uso de subtítulos son primordiales.
Otra alternativa es añadir un recuadro con la participación de un intérprete de señas que replique los contenidos que no estén escritos. Por otra parte, si en el video participan personas, es aconsejable que miren a la cámara y modulen pausada y correctamente.
3. Mantener independencia de los recursos visuales
Si bien las redes sociales parecieran depender exclusivamente de imagenes y videos, no debemos olvidar que hay usuarios con discapacidad visual. Una forma de facilitar la interpretación es agregar descripciones para aplicaciones de lectura por voz.
Algunas redes sociales, como Facebook, incluso permiten desarrollar textos alternativos para complementar los contenidos gráficos o visuales. Por esta razón, es crucial mencionar todo el contenido de las imágenes.
4. Utilizar recursos inclusivos
Existe una cierta cantidad de recursos que acortan la distancia entre la recepción de un video y las posibilidades de interpretación para todo el público. En el caso de las imágenes, es importante aumentar el contraste y no confiar en el color, ya que existen varios tipos de daltonismo.
La utilización de símbolos y gráficos es tan importante como la disminución o intensificación del tono y volúmen en el video para generar contraste conceptual. Por otra parte, es importante estudiar las herramientas de compatibilidad en las distintas redes sociales.
5. Atender a los detalles
Generar contenido inclusivo es un desafío que aún está a mitad de camino. Sin embargo, recorrerlo depende de prestar atención a todos los detalles posibles, tanto a nivel discursivo y material como visual.
Seleccionar actores no hegemónicos, reflexionar en torno a la posición corporal y evitar un lenguaje discriminatorio en cualquier sentido son algunos ejemplos. Pero, además, es importante atender a la claridad de las escenas o gráficos y cuidar el ritmo de reproducción del video.