La disposición final de basura en vertederos o rellenos sanitarios nunca han sido una alternativa para nuestro cuidado medioambiental; en tiempos donde la conciencia por nuestro consumo y el impacto que este tiene en el planeta es fundamental.
Chile ha sido pionero en las políticas públicas y los emprendimientos privados que intentan contribuir en la redefinición del enfoque de la gestión de residuos: desde reutilizarlos hasta aspirar a dejar de crearlos. Si la Ley REP busca que todos los productores e importadores de productos prioritarios deban hacerse cargo de los bienes una vez que terminen su vida útil, el sector de innovación no se queda atrás. Con creatividad y perspectiva han logrado construir ideas capaces de reducir los deshechos, buscarles nuevos usos e incluso dejar de producirlos.
Emprendedores que, en conjunto con la Ley de Fomento al Reciclaje, logran proteger la salud de las personas, disminuir la generación de residuos, aumentar el concepto y práctica del reciclaje, disminuir el impacto ambiental asociado a la extracción de materias primas, bajar el uso de recursos naturales, aumentar la vida útil de los productos, prevenir la generación de residuos y mejorar los productos mediante el ecodiseño. La responsabilidad de quien crea y quien consume, una retroalimentación compartida en la que ambas partes deben entender el impacto de sus prácticas, compras y cantidad de usos de los objetos y experiencias adquiridas.
Desde la Incubadora de Negocios Santiago Innova se destacan tres proyectos admirables no sólo por el aporte que significan para el funcionamiento del manejo de desechos y residuos en nuestro país, también porque hacen de lo cotidiano un aporte relevante para el cuidado del planeta.
Bio Brush – Salud oral sin impacto
La unión de Bio (vida) y Brush (cepillado) «implica respeto al medio ambiente», dicen en Bio Brush. Productos que ayudan al dueño y a su entorno, mejorando la calidad de vida de todos. Esos son los pilares de este emprendimiento conformado por profesionales consolidados con experiencia en diferentes industrias. Con motivación lograron crear productos de excelente calidad y con un impacto positivo en el mundo. Camilia Giglio es dentista y fundadora de esta pyme que hoy dispone de cepillos de bambú para niños y adultos, hilo dental, pétalos desmaquillantes reutilizables, cotonitos de bambú, limpiador lingual reutilizable, entre otros.
«Camila Giglio siempre estuvo muy ligada e impactada por el daño medioambiental. Logró fusionar sus estudios de odontología con el medio ambiente, creando el único cepillo de bambú con nano cobre en el mango, que elimina el 99,9% de hongos y bacterias. Hoy desarrollamos distintas líneas de productos que buscan un menor uso de plástico en el planeta. Creemos que una de las grandes razones del consumo de plástico es la poca disponibilidad y oferta de productos sustentables de calidad, por lo que nuestras fuerzas apuntan a ese segmento de clientes que utilizan plástico de un solo uso», cuentan desde Bio Brush.
Pero ¿cuáles son las motivaciones para emprender desde esta área? «Para nosotros el reciclaje y el hacerse cargo de los residuos es uno de los puntos más importantes que tenemos como empresa. Creemos que es muy importante que los consumidores como las empresas se hagan cargo del tema. Nosotros invitamos a los clientes a la opción de repuestos para las sedas dentales y la reutilización de su empaque, reciclamos los filamentos de nylon, entre otras iniciativas. Es importante que las empresas incluyan sustentabilidad en sus procesos», aseguran mostrando la gratitud que ha significado el recibir comentarios de sus consumidores, quienes felicitan por la calidad del producto y el impacto de ellos. «Es muy gratificante estar emprendiendo en una idea con sentido y saber que las largas horas dedicadas al trabajo impactarán positivamente en lo medio ambiental, en lo social y en la salud oral», señalan.
Dropoff – Devolverle la tierra al planeta
Álvaro Pineda ya es reconocido en el mundo medioambiental y de emprendimiento por su idea Sr. Compost, fundada en el 2018, pero es en junio del 2019 que el proyecto toma el rumbo colectivo tan fundamental para el cuidado del planeta. Basado en el modelo de ciudades como Nueva York y Washington, el arquitecto implementa Dropoff, un punto ubicado en un espacio público donde se reciben, sin costo, los residuos orgánicos de las familias; todo con el fin de darle vida al compost, este abono natural para áreas verdes y espacios públicos.
«Cuando partimos íbamos a las casas de las personas, un trabajo que tomaba unos cinco días para las 500 suscripciones que teníamos. En el 2019, al implementar Dropoff en una plaza de Providencia, nos encontramos abarcando más de mil familias en tan sólo horas. Partimos con cuatro contenedores de 240 litros, el primer día llenamos con suerte uno. Nunca pensé que de 6 a 8 meses después necesitaríamos 25 contenedores y nos quedábamos cortos», explica Pineda.
Dropoff busca ser eficiente, económico y tener más impacto que Sr. Compost. «Desde el principio nuestro objetivo fue demostrarle al gobierno local que las personas sí están interesadas en separar sus residuos orgánicos. En menos de seis meses comprobamos que si entregas la posibilidad de hacerlo, mediante un canal público, la gente se atreve. Terminamos recolectando 3500 kilos de residuos orgánicos en cuatro horas, lo que es bastante para ser una iniciativa privada», agrega.
Le gusta hacer la distinción entre lo que hace Dropoff y el reciclaje, «porque yo no hago más manzana con residuos de manzana», sin embargo el compostaje es una de las ramas que más impacto tiene en el cuidado medioambiental, sin necesidad de pensar en las siguientes vidas de un producto. «Es muy gratificante ver la respuesta de las familias. No tenía claro lo que se iba a generar en este punto dispuesto en la plaza, pero se convirtió en un lugar de encuentro. Al ir a dejar tu compost te transformas en ciudadano; pasas de estar en tu casa como individuo a estar habitando la ciudad, como ciudadano. Eso es lo que eres cuando se es parte de acciones en conjunto dentro de una ciudad. Fue sorprendente que llegaran personas de comunas como Renca, Huechuraba, Ñuñoa», señala Álvaro Pineda.
LUP – Nuevos materiales para la tradición
«Queremos impulsar el desarrollo de una economía creativa, diversa y respetuosa con su entorno»: ese es el lema de LUP, un estudio de diseño que ha sabido evaluar sus hábitos de consumo para desarrollar una conciencia medioambiental que vaya más allá del reciclaje y la reutilización. «Una conciencia que nos ayude a entender el valor, materialidad y complejidad de las cosas; cómo se fabrican, quienes la fabrican y qué ocurre con ellas cuando ya no las tenemos más», explican.
Evaluados como Empresa B en su impacto y con un compromiso de basura cero, LUP nace gracias a Javiera Badilla, Rafael Salas y Sebastián Santamaría a finales de 2014, con el fin de extender la vida útil del plástico y revalorizar este tipo de residuos. Hoy en día forman alianzas comerciales con artesanos y pequeños productores con interés en incorporar este material reciclado en sus procesos, sin comprometer su actividad patrimonial.
«Hemos podido encontrar nuevas soluciones en materia de sustentabilidad, entendiendo que el reciclaje es la última de una serie de decisiones de consumo responsable. Desarrollar emprendimientos vinculados al reciclaje nos permite abordar este problema desde nuevas perspectivas, que se complementen con el funcionamiento de la industria de reciclaje tradicional», explica Rafael Salas. «Cuando comenzamos teníamos esta idea de complementar artesanía y reciclaje, y poco a poco nos fuimos dando cuenta que era posible impulsar una iniciativa desde estas áreas», dice contando lo estimulante que ha sido la recepción de este proyecto «porque nos permite entender que la propuesta que tenemos es relevante y le hace sentido a más personas también».
Por estos días no sólo son parte fundamental de la cadena de reciclaje, gracias a la disposición de insumos para otros creadores. También disponen de productos finales como maceteros, estuches, fruteras, canastos, paneras o individuales; sumado a otras materias como el mimbre o su popular fibra. Además, LUP cuenta con un kit de cestería mimbre y una serie de talleres que han tenido que ser suspendidos por contingencia, pero que retomarán su frecuencia en cuanto sea posible.