Un fin de mes cargado de celebraciones para dos pilares imprescindibles para el funcionamiento de nuestra sociedad: las madres y las emprendedoras. La creatividad y la innovación del emprendimiento nacional está sobresaliendo en las últimas décadas, y en estos meses difíciles para todo el sector, las madres destacan por el desafío y la entereza mediante la reinvención. 

La crisis sanitaria ha sacado a flote una serie de proyectos y empresas fundamentales para que el país resista a las contracciones económicas. Hoy, Santiago Innova, la incubadora de negocios con 23 años de vida, cumple una función vital gracias a la metodología de la Neuroincubación, un proceso de capacitación de emprendedores creado para impulsar la concreción de las empresas mediante el desarrollo de ideas de negocios, la evaluación de su viabilidad técnica y financiera, y un apoyo en gestión que abarca plan de negocios, marketing y ventas. Una asistencia mediante mentorías que considera un trayecto de preincubación, incubación y acompañamiento, donde vemos cómo la empresa se pone en marcha. 

Ejemplos de madres que pulen su dualidad como emprendedoras, hay bastantes. Sin embargo, en esta semana en la que celebramos las buenas ideas y a aquellas personas encargadas de dar vida, destacamos tres emprendimientos no sólo relevantes en su ejecución en tiempos como estos, también por la entereza con la que se presentan frente a una sociedad que complejiza la realización profesional y la crianza, pero que con instancias como las de Santiago Innova encuentran las asistencias necesarias para darle forma a sus sueños. 

Chocolates de calidad

A comienzos del 2019, María Soledad Pinos viajó a su natal Ecuador y la oferta de chocolate de nivel le llamó la atención. Inspirada por la falta de productos en Santiago de Chile es que comienza Kkoh Chile, chocolates de alto porcentaje  disponibles en forma de barra para su consumo final, sin gluten ni soja y con más de 60% de cacao; frutos y granos ideales para la salud, envueltos en cacao de nivel; y productos para la repostería como chispas, cobertura o cacao en polvo. 

“Partí un poco antes de la pandemia con la esperanza de tener más tiempo con mis hijos. Al tener más tiempo en casa pude organizarme para buscar la independencia y lograr dedicarme a esto, que se traduce en tener libertad con mis tiempos para vivir las etapas de mis hijos de manera consciente, para cuidarlos”, dice la emprendedora madre de un adolescente de 15 y una menor de 3 años. 

No es fácil emprender porque requiere tiempo, algo imprescindible cuando también existe el rol de la crianza. Aún así, María Soledad logró compatibilizar su trabajo formal, con su emprendimiento y la maternidad. Una aventura compleja pero que anima a vivir: “emprender es recomendable para aquellas mujeres que estén complicadas económicamente. Hay que lanzarse”, dice, pero sin olvidar la importancia de la formación, que en este caso fue otorgada por la Neuroincubación de Santiago Innova. 

“Hay que confiar pero no a ciegas. Hay que capacitarse, investigar el mercado, las brechas, ver si es lo que te gusta. Debemos tener aunque sea un poco de información base para atrevernos a dar el paso; hoy en día tenemos mucho a disposición, como es el caso de las redes sociales donde podemos dar a conocer nuestras ideas y productos sin tanto costo”, recomienda a quienes busquen seguir su camino con el fin de organizar tiempos y lograr no perderse los momentos irrepetibles de nuestros hijos e hijas. 

Accesorios y ropa para yoga

Tamara Barrera supo a finales del 2019 que iba a quedar sin trabajo, y eso fue el kickoff para empezar algo sola. Hoy está a cargo de Suku Yoga, un emprendimiento de ropa como enteritos, petos y calzas para el deporte, además de accesorios como banderines, bancos de madera, cojines para meditación hechos con retazos textiles y hasta un mat de yoga creado a partir de caucho en desuso, de confección 100% chilena. 

En medio de la pandemia y su auge por el deporte en casa, es que Suku Yoga alcanza a tomar forma definitiva, y algo que empezó lentamente se convirtió en el día a día de Barrera, madre de una hija adolescente y un menor de 3 años. 

“Yo vivo una paternidad compartida que contempla la crianza y el cuidado de la casa, pero los hombres no suelen llevarse la responsabilidad emocional y eso ha sido complejo”, adelanta sobre los desafíos de ser madre emprendedora en medio de una crisis sanitaria y su confinamiento preventivo. 

“Siento que mamá o no, las mujeres tenemos una cuota de culpabilidad en todo ámbito. El tema del tiempo es algo importante, y a pesar de vivir una crianza compartida, llegué a sentirme culpable por estar en el teléfono todo el día como si estuviese hablando con mis amigas cuando en verdad estás respondiendo mensajes de la tienda”, confiesa sin dejar de incentivar a otras a que se atrevan a ser las dueñas de sus tiempos. 

“Si tienen alguna idea, háganla. Es importante buscar ayuda en otras emprendedoras, hay muchas formas: yo me vi colapsada y descubrí los canjes entre emprendedores. El mundo del emprendimiento es emocionante porque es tan colaborativo. Hay grupos en Facebook y Whatsapp donde te ayudan con datos, canjes, ayuda y promoción. Hay que animarse”.

Zapatos a mano con sello mapuche

Judith y su hermana Cindy crearon Nain hace doce años. Dos hermanas mapuches que apostaron por el diseño exclusivo de calzado variado en colores y texturas, que además funcionan a pedido. «Cindy siempre tuvo la idea de tener algo, ella creaba prendas para grandes marcas pero queríamos hacer algo que fuera de nuestra propia línea y trabajar 100% en ello», dice. 

«Tuvimos la idea de hacer zapatos, no sabíamos nada. Comenzamos a buscar cómo hacerlo, conocimos maestros que nos enseñaron mucho y partimos solas. Me costó dejar el trabajo que ya tenía porque era el único ingreso para mi hijo y para mí, pero Cindy me animó a renunciar, dejamos los trabajos y comenzamos Nain. La mejor decisión que hemos tomado en toda nuestra vida».

¿Pero por qué tan buena decisión?: «tuve más tiempo para estar con mi bebé y comencé a hacer lo que realmente quería, con los horarios que siempre quisimos», explica la madre que partió Nain cuando el menor sólo tenía 10 meses de nacido. 

«Cuando partes con la idea se ve todo lejano o difícil. Cuando empezó a resultar, cuando vimos que los diseños que estábamos haciendo gustaban, fue todo más fácil. Más aún porque logras compatibilizar el estar con tu bebé y el trabajo. Estar con él en todo su crecimiento es realmente genial», cuenta la madre emprendedora que luego de tener una tienda física que hoy funciona de manera totalmente online. 

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