Claire Drey-Brown, entrenadora profesional de caballos, de 24 años, de Kent (Reino Unido), se arriesgó a comprar por tan solo 1 libra a un caballo que iba a ser sacrificado porque se creía que era peligroso.
La joven amante de los caballos se enteró de que había un caballo que iba a ser sacrificado y quiso ayudar adquiriéndolo para trabajar con él para ver hasta dónde podía llegar.
Los veterinarios, al ver que Murphy sufría, habían decidido que la opción más práctica era el sacrifico ya que investigar otras alternativas hubiera costado demasiado.
Sin embargo, y afortunadamente para Murphy, Claire tuvo fe en él y tras muchas horas de trabajo y rehabilitación, consiguió que el caballo se recuperase por completo.