Faltando menos de un mes para finalizar su gestión como Comandante en Jefe de la Armada, el Almirante Julio Leiva defendió la política de construcción naval nacional, de la cual se ha destacado como un férreo impulsor durante sus 4 años de gestión.
En este contexto, destacó fuertemente que «Chile tiene capacidad de sobra para ser constructor. No lo digo yo. Lo dice la Pontificia Universidad Católica de Chile, a quien le pedimos un estudio independiente para que analizara todos los factores. Las capacidades están. Pero falta visión de futuro«.
Al respecto, detalló que «cuando nosotros compramos en el extranjero estamos atados a que alguien quiera vendernos, y eso no siempre ocurre. Y además, hay que comprar de segunda mano, y viene usado, en la última etapa de su vida útil, por lo tanto es más caro mantenerlo, operarlo. Este sueño tiene sentido».
Lo anterior en un escenario en el que la marina nacional está embarcada ya en un amplio proceso de construcciones navales cuyos puntos cúlmines durante la última década han sido los OPV, el buque científico «Cabo de Hornos» y el rompehielos «Almirante Óscar Viel», lo que seguirá durante esta década con el proyecto «Escotillón IV» de construcción de buques de transporte.
Sin embargo, la máxima aspiración de la institución, defendida a ultranza por su Comandante en Jefe, es la renovación completa de los actuales 8 buques de la escuadra nacional por igual número de unidades a construir en el país, que podría uno de los mayores desafíos industriales y tecnológicos para el país.
Respaldo del Estado
Sobre el respaldo del Estado para esta ambiciosa política de la Armada, el Almirante Leiva subrayó que «es lo que estamos buscando. Hay que atreverse a tener presupuestos que vayan más allá de los cuatro años. Este va a tener que ser un compromiso de 12 a 15 años. Queremos un compromiso del Estado en el cual las contingencias no destruyan algo que es permanente y que tiene un aporte sustancial a la calidad de vida de las personas y a un desarrollo institucional. Además, deben entender que el ejercicio del control del mar no se hace con buenas intenciones y declaraciones en el diario, sino con buques. Con buques en el agua. En el lugar donde se necesita.
Sin embargo, dejó en claro que la Armada no está pidiendo más presupuesto, sino «que le den los flujos de una manera distinta. Con esto, el Comandante en Jefe solo tendría que ir a tocar la puerta a pedir millones cada 15 años«.
Protección de espacios marítimos
Por otra parte, el almirante Leiva explicó que Chile como país marítimo «ha sido una preocupación permanente. Pero, si queremos ser responsables, si queremos cuidar lo que es nuestro, hay que invertir. Si no, podemos quedarnos en el corto plazo con nuestros recursos depredados«.
Y sin querer aludir directamente a la amenaza que implican en ese sentido las flotas pesqueras chinas, comentó que «hay informes extranjeros que dicen que esas flotas respetan las 200 millas. Y eso es porque saben que estamos vigilando. Pero cuando no tengamos recursos para vigilar, van a aprovechar la oportunidad«.
Añadió como otro ejemplo que «en el último año se hicieron operaciones antinarcóticos en el límite marítimo del norte y se capturaron del orden de 30 millones de dólares de droga. Cada vez pasa más. Esto no es magia, las cosas se hacen con recursos, personas, equipamiento y tecnología”.
Concluyó en este punto que «lamentablemente, creo que algunos chilenos no comprenden lo que hacemos, ni la importancia del océano. Nosotros hemos revisado los programas de estudios, y el mar prácticamente no existe. No se enseña historia naval. No se habla de comercio marítimo. En Chile no existe la aproximación al mar«.
