Estamos en presencia de una campaña de desprestigio en contra de las FF.AA., en general, y del Ejército, en particular, que va más allá de su sistema previsional. Se comienzan a ver las primeras señales de una estrategia bien planificada y orquestada. El caso de la parodia que se exhibió esta semana en La Red, donde se denosta el papel y función de los uniformados, es un buen ejemplo de esta campaña.

Hay sectores políticos interesados en debilitar a una de las instituciones permanentes de la República, que goza de mayor adhesión ciudadana, por su enorme aporte al país durante esta pandemia y en cada uno de los momentos en que el país los ha demandado. Solo les interesa destacar los errores e irregularidades de algunos de sus miembros, lo que en ningún caso obedece a una cultura de falta de integridad instalada en las FF.AA. 

Su verdadera intención apunta a politizarlas, utilizando maliciosamente el próximo proceso constituyente para intervenirlas y destruir sus valores, exponiéndolas a la utilización por los gobiernos de turno, como lo vemos por ejemplo en Venezuela. Una gran mayoría de chilenos no queremos FF.AA. al estilo chavista.

Para quienes reconocemos, apreciamos y valoramos la permanente contribución de las FF.AA. al progreso y cuidado de los chilenos, no sólo nos cabe solidarizar con ellos y sus familias sino que además rechazar categóricamente el uso de expresiones ofensivas, aunque sean bajo una forma de humor político. La libertad de expresión es un valor fundamental, pero también son importantes los límites al ejercicio de un derecho y la oportunidad para ejercerlo. El uso de la parodia, como género humorístico, en momentos de profunda polarización y crispación política, utilizando a instituciones tan respetadas y queridas por los chilenos, no contribuye a generar condiciones de sana convivencia política y un clima de diálogo y respeto de cara al proceso constituyente. Sólo añade más tensión. 

Por otra parte, ante el anuncio de un grupo de parlamentarios del Frente Amplio de interpelar al ministro de Defensa Nacional, señor Baldo Prokurica, por haber respaldado públicamente al Ejército y a las Fuerzas Armadas, sólo cabe agradecer su permanente compromiso y lealtad hacia ellas durante su mandato. Es importante apoyarlo, porque hay algunos sectores políticos interesados en que la gestión gubernamental fracase, lo que incluye el ámbito de la defensa nacional.

Frente a la campaña de desprestigio en contra de los institutos armados, la interpelación es una excelente oportunidad para que el ministro Prokurica pueda informar al país y al parlamento (más preocupado de sus propios intereses), todo el aporte, sacrificio y entrega que los uniformados han realizado durante el combate de la pandemia, entre otros ámbitos relevantes del quehacer nacional. No me cabe duda que la percepción ciudadana sobre el rol de las FF.AA. saldrá fortalecida.

Pero también, el anuncio nos revela una práctica recurrente de nuestros parlamentarios: el uso de una herramienta constitucional, como lo es la interpelación, para causas políticas o agendas personales, en este caso, del diputado Boric, quien se suma así a la larga lista de parlamentarios que abusan de sus atribuciones. Los políticos se tienen bien ganando el amplio rechazo ciudadano, quienes, a diferencia de las FF.AA., sólo velan por sus propios intereses.

Quiero quiero ser muy claro con los lectores: no estoy disponible para ser parte de esta campaña y defenderé a las FF.AA., su rol y valores, en la Convención Constituyente. Conmigo, no tendrán sorpresas.

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