La siguiente es la crónica de DW alemana que da una mirada al momento que vive América latina y las vacunas, el que reproducimos íntegramente:

Mientras Chile y Uruguay avanzan veloces con la vacunación contra Covid-19 y ya tienen más del 40% y 30% de su población con al menos una dosis, respectivamente, en Guatemala y Honduras no alcanzan al 1%.

Los primeros paíseslatinoamericanos empezaron a inocular en diciembrepasado. Hoy, varios superan el promedio mundial a la fecha, de un 6,7% de la población con una dosis. Es el caso de Chile, Uruguay, Argentina, Brasil, El Salvador, México, Costa Rica y Panamá. También presentan un alto porcentaje de población inoculada algunas pequeñas islas del Caribe, como Bermudas. Pero en otros países, ni siquiera se ha llegado a todo el personal de salud.

Con excepciones como Chile, el de mayor tasa de vacunación, y Cuba, que desarrolla su propia vacuna, «la situación de la región da cuenta de la inequidad en la distribución de las vacunas a nivel mundial”, indica a DW Mercedes López, académica de la Universidad de Chile e investigadora en inmunoterapia.

En opinión de Ana Elena Chevez, asesora regional de inmunizaciones en la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en Washington, los países latinoamericanos están bien preparados para alcanzar mayores coberturas: «Tenemos la capacidad técnica y de cadena de frío, hay demanda de parte de la población y cultura de vacunación, pero falta disponibilidad de vacunas. No hay suficiente capacidad de producción y, por otro lado, los lotes disponibles no están siendo distribuidos según los principios de equidad que recomendó la OMS”, dice a DW.

Brasil, Perú y Chile reservaron más unidades de las que necesitan y este último por casi 80 millones de dosis para 18 millones de personas. En contraste, Honduras sólo tiene vacunas aseguradas para el 7% de su población.

El mecanismo COVAX, la plataforma global que busca asegurar la entrega equitativa de vacunas para el 20% de la población de los países participantes en todo el mundo, apunta inicialmente al personal de salud, correspondiente al 3% de la población. Tras su primer despacho el 1° de marzo en Colombia, «COVAX ha entregado 4,2 millones de dosis. Es una pequeña cantidad, pero ya se ha distribuido en 29 países de las Américas”, indica la experta de la OPS.

El panorama se complica con la grave situación de la pandemia en India, que dificultará las entregas que su farmacéutica tenía comprometidas para COVAX. Chevez estima que «es muy probable que haya retrasos en lo que resta de abril y mayo. Pero se están incluyendo nuevas plantas de fabricación de vacunas, con lo cual debiera mejorar la situación”.

Una buena noticia es que a partir de junio Argentina fabricará la vacuna rusa, con el nombre de Sputnik VIDA. Se prevé una producción de cinco millones de dosis mensuales. Cuba, en tanto, comenzó a aplicar a fines de marzo la Soberana 02. Esta es una de las fórmulas que está desarrollando la farmacéutica local y fue aprobada de emergencia.

Argentina apostó por las vacunas rusas y ha tenido problemas de abastecimiento y cobertura.

Acaparamiento de dosis

Las vacunas no son productos de fabricación rápida. Involucran tiempos y procesos determinados y no pocas dificultades en la logística del transporte. A la limitada disponibilidad se suma el acaparamiento. El grueso del suministro en Latinoamérica es vía contratos bilaterales de los gobiernos con distintas farmacéuticas. Brasil, Perú y Chile reservaron más unidades de las que necesitan y este último por casi 80 millones de dosis para 18 millones de personas. En contraste, Honduras sólo tiene vacunas aseguradas para el 7% de su población.

COVAX promueve el préstamo de vacunas entre países, para lo cual la OPS actúa como coordinadora. Es una figura utilizada por muchos años para apoyar lugares donde surgen brotes de una enfermedad. Por su parte, el Banco Mundial aprobó recientemente financiamiento adicional de 50 millones de dólares para El Salvador y de 20 millones para Honduras, como apoyo para compras.

La pandemia ha evidenciado «la tremenda fragilidad de América Latina frente a las farmacéuticas y, a excepción de Cuba, la dependencia en el área científico-tecnológica de los países del norte y las condiciones que imponen empresas transnacionales”, señala López en relación con los contratos confidenciales y las cláusulas que eximen de responsabilidad al laboratorio en caso de eventos adversos.

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