Desde el sombrío discurso dado por el Presidente Sebastián Piñera flanqueado por un fracturado gabinete y que -tal como dicen los pasillos de palacio- muchos de ellos con la renuncia firmada, el Mandatario lanzó la frase: «Como Gobierno respetamos y aceptamos la decisión del Tribunal Constitucional, sin perjuicio de no compartirla«.
Después se han seguido ‘sucediendo’ las reuniones, llamadas y bilaterales en el oficialismo que trata de apuntalar el gobierno que se cae a pedazos, no porque la oposición sea tan brillante y haya «urdido este malévolo plan» sino que por la propia irresponsabilidad política de la centroderecha. La falta de calle y la falta de conexión de varios ministros políticos, sumado al total descontrol de los parlamentarios de RN, la UDI y Evópoli, que dejaron abandonado a «su» gobierno como les gusta decir, han llevado al Gobierno a un punto de no retorno en que la pérdida del poder, del control de la agenda dejan al Presidente en la más absoluta soledad e incluso indefensión.
Por ello, esta mañana siguen fuerte los rumores de renuncia y que habrá un inminente cambio de gabinete. De hecho este miércoles el ministro el Interior, Rodrigo Delgado al ser consultado por CNN Chile si había presentado su renuncia dijo (no muy tajante) «No». Pero el «No» de Delgado, se cae a pedazos porque el propio oficialismo ha pedido un cambio urgente del Comité Político.
El problema es como llenar cupos y convencer a quienes serán los últimos ministros que cerrarán la puerta del Palacio por fuera junto al Presidente que enfrenta su peor momento político, demostrando que ser un empresario exitoso (aunque él no es empresario sino que un especulador financiero) no basta para conducir una nación.
En este escenario ya circulan nombres para hacer enroques y sostener lo que queda del gobierno. De hecho ya ha salido el nombre de Andrés Allamand actual canciller que podría tomar Interior, un enroque con la resistida Karla Rubilar e incuso se evalúa que retornen algunos históricos. Lo que no estaría en juego es la permanencia del todopoderoso Cristián Larroulet, a quien culpan de todos los errores y horrores cometidos por Piñera.
Pero La Moneda tiene que tener claro que es el Congreso el que se erige como el gran vencedor y toma el control real de la nación, el poder ya no esta en Palacio y se trasladó al horroroso edificio de Valparaíso, poder que comparte con parlamentarios oficialistas que también son opositores algo así como la reinterpretación depiochetista-aliancista-bacheletista-socialdemócrata o mejor dicho oportunismo político. Pero hay que dejar muy en claro que el primer responsable de esta entrega de poder la hizo el propio Presidente en noviembre de 2019 cuando la crisis social lo arrinconó y ofreció a congreso liderar la «pacificación», luego vino la pandemia y hemos vuelto a la crisis intstitucional quizán más grave que la provocada por el Estallido Social, ya que en ese entonces Piñera contaba con el apoyo de sus parlamentarios y hoy NO.
