El Papa Francisco aterrizó en Bagdad este viernes para realizar su viaje al extranjero más arriesgado desde su elección en 2012, y dijo que se sentía obligado a realizar la visita «emblemática» porque Irak había sufrido tanto durante tanto tiempo, reporta un cable de Reuter.
El Pontífice, antes de viajar al destruido país, escribió en su cuenta de twitter: «Queridos hermanos y hermanas cristianos de #Iraq, que habéis testimoniado la fe en Jesús en medio de pruebas durísimas, espero con emoción el momento de veros. Me siento honrado de visitar una Iglesia mártir: gracias por vuestro testimonio».
Un avión de Alitalia que lo transportaba a él, su séquito, un destacamento de seguridad y unos 75 periodistas, aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Bagdad un poco antes de lo previsto, justo antes de las 2 pm hora local.
Irak está desplegando miles de personal de seguridad adicional para proteger al Papa de 84 años durante la visita, que se produce después de que una serie de ataques con cohetes y bombas suicidas generaran temores por su seguridad.
“Estoy feliz de volver a hacer viajes”, dijo en breves comentarios a los periodistas a bordo de su avión, en alusión a la pandemia de coronavirus que le ha impedido viajar. El viaje a Irak es el primero fuera de Italia desde noviembre de 2019.
“Este es un viaje emblemático y es un deber hacia una tierra que ha sido martirizada durante tantos años”, dijo Francisco, antes de ponerse una mascarilla y saludar a cada reportero individualmente, sin estrechar la mano.
La gira relámpago de Francisco lo llevará en avión, helicóptero y posiblemente un vehículo blindado a cuatro ciudades, incluidas áreas a las que la mayoría de los dignatarios extranjeros no pueden llegar, y mucho menos en tan poco tiempo.
Dirá misa en una iglesia de Bagdad, se reunirá con el principal clérigo musulmán chiíta de Irak en la ciudad sureña de Nayaf y viajará al norte a Mosul, donde el ejército tuvo que vaciar las calles por razones de seguridad el año pasado para una visita del primer ministro iraquí.
Mosul es un antiguo bastión del Estado Islámico, y las iglesias y otros edificios todavía llevan las cicatrices del conflicto.