A muchos sorprende que el Presidente de Brasil vaya a renovar la cúpula militar. Para un chileno no es claro si ellos renunciaron en solidaridad con el echado ministro de defensa (un general retirado) o si bien los echaron. Lo que está claro que la Presidencia quería usarlos más activamente en sus planes políticos y ellos no querían caer en el juego que Bolsonaro tenía en mente.

Se debe aclarar que Brasil al ser un país federal los gobernadores de los estados tienen su propia visión de como manejar la crisis actual que tiene su origen principal en la súper-pandemia que ha ocasionado el Covid-19 en ese país y que el ejecutivo tiene ideas distintas en el como manejar el desastre que tienen al frente, ideas que incluyen un uso más activo de las fuerzas armadas para darle forma a sus planes.

El gobierno central ya tiene un gabinete con muchos militares retirados, algo que se repite en otras posiciones de la administración, pero a pesar de que la prensa quiere representar eso como muestra de la cercanía de Bolsonaro con el mundo uniformado, la verdad es que eso no implica que las instituciones armadas estén a sus ordenes para lo que a el se le ocurra o quiera hacer, y es poco probable que un cambio de cúpula vaya a implicar cambios en la forma en que los militares ven las cosas.

La pregunta que sigue es ¿cómo ven las cosas las fuerzas armadas brasileras? Lo más probable es que las vean en forma similar a las instituciones de la Defensa en Chile, es decir, ajustados a la Constitución y actuando en forma muy prudente de modo de no caer en el juego de los políticos, o de ser llevados por la fuerza de las olas en una u otra dirección, o a tares que no les son propias o para las cuales no están preparadas.

Esto es algo que se observa también en el Perú, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Colombia, es decir, un apego a la Constitución y lo que ello pueda implicar para gusto o no gusto del mundo político, pero que no se observa con mucha fuerza en Argentina y Venezuela, donde están claramente bajo el control del ejecutivo (caso de Argentina) o bien son parte de la estructura que mantiene a un grupo en el poder (caso de Venezuela).

A pesar de las complejidades políticas y sociales que están viviendo, es de esperar que los militares brasileros se mantengan fieles a la Constitución, y no se dejen llevar a territorios que ya visitaron en el pasado y que de seguro no quieren revisitar, ya que la experiencia anterior no fue del gusto de ellos o de quienes sufrieron las consecuencias de su actuar, el que no siempre se ajustó a derecho o al sentido común. Esto es más importante aún cuando en la mayor parte de los países de la región están vigentes estados de excepción constitucionales que permiten el uso de las instituciones en labores no tradicionales, algo que debemos cuidar se limite solo a lo relacionado al manejo de la pandemia y nada más.

*Richard Kouyoumdjian Inglis, es vicepresidente de AthenaLab

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