Simplemente los hechos demuestran el ROTUNDO FRACASO de las llamadas políticas públicas de Prevención del elito, yaque justamente sucedo totalmente lo contrario, su titular la RN Katherine Denisse Martorell Awad, experta en declaraciones llenas de anuncios rimbombantes ha demostrado su total incmpetencia en el tema. Este lunes dos «encerronas» dejaron dos niños de 5 y 6 años muertos por bala y como siempre los autores huyeron. Estos hechos ocurrido en Maipú y Huechuraba se suman a los cientos de casos de portonazos, encerronas, asaltos y crímenes que ocurren a diario en la Región Metropolitana y en el país, de hecho en caminos secundarios a poco menos de 100 kilómetros de Santiago ya hay denuncias de portonazos.
Curiosamente Prevención del Delito se regocija por las buenas cifras que hablan de una supuesta baja de estos delitos en algunas zonas de la capital, pero la realidad demuestra totalmente lo contrario, la delincuencia urbana armada aumenta en agresividad.
Pero la respuesta del gobierno es culpar a Congreso que no avanza en las leyes enviadas por el Ejecutivo para endurecer la legislación vigente, así lo dio a conocer el vocero de Gobierno, Jaime Bellolio, quien al iniciar la tramitación de un proyecto para agravar las penas a los adolescentes que delinquen manifestó que en La Moneda «nos preocupa muchísimo el nivel de aumento de violencia con el que algunos delincuentes están actuando», principalmente en portonazos.
La defensora de la Niñez, Patricia Muñoz, instó a tomar medidas que prevengan la «delincuencia y violencia» impidiendo que hechos de este tipo se repitan. «El Estado no puede seguir llegando tarde», tuiteó.
No puede ser que la repuesta de la autoridad se centre en la «falta de leyes» cuando éstas existen y simplemente no se aplican, como el control de armas, algo y alguien está fallando en el control efectivo de las armas, las armerías y armeros, Aduanas, Autopistas y por cierto las Policías y sus aparatos de inteligencia, todos en su conjunto incluía la subsecretaria Martorell han fallado y el costo lo paga la ciudadanía que está temerosa de salir a las calles.