Se acerca Semana Santa y muchos ya deben estar pensando en preparar deliciosos platos en base a pescado para compartir en familia.
Pero, aunque por tradición este es uno de los productos de consumo más habitual y masivo en esta celebración cristiana, es importante considerarlo como un alimento imprescindible en la dieta de todo el año por sus grandes beneficios para la salud.
Gabriela Lizana, Directora de Carrera de Nutrición y Dietética de Universidad de Las Américas Sede Viña del Mar, comenta que consumir pescado durante todo el año es esencial tanto para niños como para adultos, porque es una excelente fuente de proteína de alta calidad nutricional, baja en colesterol, con aporte de vitaminas, minerales y ácido graso poliinsaturado omega 3.
“Independiente del grupo etario en que nos encontremos, las proteínas son fundamentales para el óptimo crecimiento y bienestar de nuestro organismo, para el fortalecimiento del sistema inmune. Por eso, el pescado es un nutriente de requerimiento semanal y no basta con comerlo de manera ocasional, como en la festividad de Semana Santa, ya que sus beneficios se ven mermados si no se cumple la recomendación de ingesta mínima, que para la población chilena es al menos dos veces a la semana en reemplazo de las carnes rojas. Mientras más consumimos, mayor contribución para nuestra salud”, dice la académica.
Destaca que el pescado, al ser categorizado como carne blanca, tiene menos colesterol que las carnes rojas, pero con el mismo aporte de proteína. Además, es rico en vitamina D, calcio, yodo, potasio, hierro y vitaminas del complejo B.
Agrega que, por lo general, todos los pescados tienen un aporte nutricional similar, aunque los considerados grasos o azules son más beneficiosos por el aporte de omega 3, entre ellos, el jurel, caballa, salmón, atún y sardina, mientras que en los pescados blancos o magros, igual de nutritivos y más económicos, destaca la merluza.
“Dado el aporte nutricional, al pescado se le atribuyen propiedades para fortalecer el sistema nervioso, huesos, dientes, potenciar el sistema inmune, evitar o revertir la anemia y, en el caso de los pescados grasos, se le atribuyen propiedades antiinflamatorias, regulación del perfil lipídico, actuando como cardioprotector”, destaca la nutricionista, quien recomienda idealmente consumir pescados en su forma natural o lo menos procesado posible, pues se evita la ingesta de químicos como conservantes, estabilizantes, saborizantes, entre otros, y que en el caso de optar por alimentos enlatados, lavarlos previamente para quitar el exceso de sodio (sal) que se usa para extender su vida útil.