Al menos 114 personas han muerto en más de 44 localidades de Birmania este sábado, 76º Día de las Fuerzas Armadas en el país asiático, por la represión de las fuerzas de seguridad contra los manifestantes que han salido a protestar una vez más contra el golpe de Estado militar del mes pasado, según el recuento formulado por el medio local ‘Myanmar Now’.
«Hasta las 21.30 de esta noche (sábado 27), tenemos confirmación de que han muerto 114 civiles en 44 localidades de todo Birmania a manos de las fuerzas armadas del régimen del golpe de Estado. Entre los muertos hay 40 fallecidos en Mandalay y 27 en Rangún», indica el medio en un mensaje publicado en su cuenta de Twitter, acompañado de una tabla de víctimas elaborada a partir de declaraciones de activistas y testigos.
Esta cifra implica que solo en las últimas horas habría muerto el equivalente a una tercera parte del total aproximado de 320 fallecidos registrados desde el inicio de las protestas contra el golpe de febrero, hasta este viernes. Los incidentes han ocurrido en diferentes manifestaciones convocadas en Rangún, Lashio, Mandalay, Meikhtila, Kyaukpadaung y Kyeikhto.
Desde la oposición democrática han calificado ya la jornada como Día de la Vergüenza de las Fuerzas Armadas, con el Comité en Representación del Parlamento de la Unión (CRPH), una suerte de gobierno democrático clandestino formado tras el golpe por los parlamentarios electos de la Liga Nacional para la Democracia, a la cabeza.
Entre las víctimas mortales habría una niña de 13 años, según las fuentes del Myanmar Now, así como un joven de 21 años, identificado como Chit Bo Nyein, capitán del equipo sub-21 del club de fútbol del Hantharwady United, que recibió un disparo de las fuerzas de seguridad cuando ayudaba en la tetería de su familia en la localidad de Insein, en Rangún, según testigos a DPA.
Además, ‘Myanmar Now’ ha informado de un bebé de un año herido tras recibir el impacto de una bala de goma en Mayangone, en Rangún, cuando jugaba en la calle cerca de un contingente militar.
Mientras, la Embajada de Estados Unidos ha confirmado en las últimas horas un ataque a tiros contra el Centro Americano de Rangún, sin que por el momento se haya identificado a sus responsables. El ataque no ha dejado víctimas que lamentar.
AMENAZAS MILITARES DE «UN TIRO EN LA CABEZA»
Promesas de elecciones libres como la realizada este mismo sábado por el comandante en jefe del Ejército birmano, Min Aung Hlaing, contrastan con anuncios como el realizado en la víspera por el canal de noticias estatal MRTV, que advertía a los civiles de que no salieran a las calles hoy porque podrían recibir «un tiro en la cabeza o en la espalda».
Desde la dictadura denuncian que los jóvenes están siendo «engañados» por «secuaces extranjeros» y aseguran que solo se unen a las protestas porque «creen erróneamente que se trata de un videojuego».
«Deberían sacarse conclusiones de las feas muertes anteriores. Podríais estar en peligro y recibir un disparo en la cabeza y la espalda. ¡No os dejéis engañar, niños y niñas!», ha emplazado la dictadura, al tiempo que ha apelado a las familias a evitar que sus hijos participen en las protestas.
Hasta ahora las autoridades militares defendían que se estaba haciendo un «uso mínimo de la fuerza para atajar las protestas» y que «no está permitido el uso de munición real». Las balas de goma teóricamente solo se disparan por debajo de la cintura.
Mientras, ajenos a todo al menos formalmente la cúpula militar ha celebrado en la capital del país, Naipidó, el inicio de la resistencia armada contra la ocupación japonesa, el 27 de marzo de 1945.
El líder de la dictadura, el general Min Aung Hlaing, ha destacado en un discurso de 30 minutos que «el Ejército protegerá al pueblo de Birmania y se esforzará por la democracia». La presencia extranjera se ha limitado al viceministro de Defensa ruso, Alexander Fomin, ha informado ‘Myanmar Now’.
DÍA CONTRA LA DICTADURA MILITAR
Como viene siendo habitual, los manifestantes han exigido la liberación de la líder ‘de facto’ del país, Aung San Suu Kyi, ahora bajo arresto domiciliario después de la asonada, esta vez bajo el lema Día Contra la Dictadura Militar. El Ejército birmano ha denunciado que el partido de la detenida, la Liga Nacional para la Democracia, manipuló el resultado de las elecciones de noviembre de 2020, detonante del golpe. El partido niega las acusaciones y pide a los militares que aporten pruebas de ello.
Mientras tanto, la enviada especial del Secretario General para Birmania, Christine Schraner Burgener, ha vuelto a declararse enormemente preocupada por la violencia en curso cometida por las fuerzas de seguridad del país. «Entre los muertos se encuentran mujeres, jóvenes y niños», ha apuntado, antes de pedir «una respuesta internacional firme y unificada, hacia el restablecimiento del gobierno democráticamente elegido en Birmania».
El portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Ned Price, también ha expresado su preocupación por la situación que atraviesa el país y ha señalado que se encuentra «conmocionado» y «entristecido» por los indicios de que las «fuerzas de seguridad «están haciendo uso de la fuerza letal contra la población».
En un comunicado, ha calificado estos actos de «brutales» y «horribles» y ha lamentado que estén afectando, además, a niños de corta edad, quienes también han muerto a manos de los militares.
«Expresamos nuestras más profundas condolencias a los familiares y seres queridos de todas las víctimas y condenamos las acciones de las fuerzas de seguridad birmanas en los mayores términos», ha dicho antes de matizar que el «régimen no puede gobernar mediante el terror».
Por su parte, el equipo de la ONU desplegado en el país ha dicho estar también muy «preocupado» por el impacto de los acontecimientos políticos, especialmente en las áreas ahora afectadas por el conflicto.
Así, ha explicado que el equipo está prestando ayuda a 1 millón de personas, aproximadamente, de las cuales un tercio son desplazados a nivel interno. Sin embargo, ha lamentado que el trabajo de las ONG se vea «obstaculizado por la falta de acceso al sistema bancario».
La organización ha señalado, asimismo, que únicamente cuenta con un 10 por ciento de los 270 millones de dólares que necesita para ofrecer la ayuda necesaria a la población birmana.
Mientras, uno de los grupos armados de base étnica activos en Birmania, la Unión Nacional Karen, ha informado de un ataque contra un puesto militar cerca de la frontera con Tailandia en el que habrían muerto diez militares, incluido un teniente coronel, y uno de los atacantes.
La Asociación de Ayuda a los Presos Políticos (AAPP) ha cuantificado 3.070 personas detenidas, imputadas o condenadas por delitos relacionados con las protestas contra el golpe de Estado del 1 de febrero y cifra en 328 los muertos hasta el 26 de marzo.
Tras conocerse las noticias de la masacre, la ONU, la UE y Estados Unidos han condenado al unísono la intervención de las fuerzas de seguridad birmanas. Así, la ONU se ha declarado directamente «horrorizada» por lo que ha descrito como una «pérdida innecesaria de vidas».
Estados Unidos se ha sumado a la condena a través de un comunicado de su embajador en Birmania, Thomas Vadja. «En el Día de las Fuerzas Armadas las fuerzas de seguridad están asesinando a civiles desarmados, incluidos niños, las mismas personas que juraron proteger. Este derramamiento de sangre es espantoso», ha asegurado.
Por último, la delegación de la UE en Birmania ha declarado que este sábado «quedará grabado como un día de terror y deshonra». «La matanza de civiles desarmados, incluidos niños, son actos indefendibles», ha hecho saber la misión en su cuenta de Twitter.