Más que anunciar la búsqueda de acuerdos nacionales para resolver los problemas de La Araucanía y más que enviar a la zona al ministro del Interior más los jefes de las policías, una receta que está probada no funciona, el Presidente Sebastián Piñera debiera ir personalmente y recorrer la región de manera de dar seguridad a quienes habitan la Región, conversar con las comunidades mapuches, generar un nuevo parlamento que busque la paz en esas tierras, y sea la base sobre la cual construir un acuerdo con el pueblo mapuche. Se debe evitar la captura por parte de operadores políticos profesionales del pueblo y la agenda. A ellos les conviene transmitir terror y buscar que los agricultores boten sus campos y arranquen de la zona, o también les conviene una condición de guerra civil al mas puro estilo de Rhodesia en los 60’s y 70’s, en donde se organizan fuerzas de autodefensa que transforman terrorismo en guerra.
Lo que si sabemos es que asumir que el Ejército es la solución de los problemas es sobre simplificar y asumir que ello soluciona todo. En ese sentido las fuerzas armadas no se deben prestar para ejercicios comunicacionales y de marketing del gobierno que buscan comprar tiempo y transmitir que el problema se arregla por la vía de que los jefes de la Defensa asuman la responsabilidad por el orden público más allá de lo que exige la pandemia. Lo que ayer hizo el ejecutivo es tratar de endosarle el problema a las instituciones armadas y tirar la pelota al córner.
Hora de que el ejecutivo se enfoque en gobernar y establecer el estado de derecho en Chile, y atender los problemas que existen en la macro zona sur, en las fronteras con Perú y Bolivia, como también en partes de la capital en donde manda el narcotráfico. Hora de hacer la pega y de hacerla bien en el año que les queda al mando.
Hora de no traspasarle el muerto al que sigue y de entender bien que pasa en las regiones del sur objeto de dar una solución definitiva a lo que ahí ocurre. Hora de no esconder más el problema bajo la alfombra. Hora de encontrar un legado que sea más que la vacunación y salida exitosa de la pandemia.