El Congreso Nacional ha sido foco permanente de crítica transveral por su -a veces- infantil comportamiento, su mezquindad en a forma de legislar en que primero están los intereses de sus mínimos partidos que representan y después los intereses de la República, motivo por el cual fueron electos. Son muchas las críticas a quehacer parlamentario, especialmente a la Cámara de Diputados que a ratos parece más bien un jardín infantil, lo que se ha traducido en una permanente mala evaluación ciudadana: son los peor evaluados en todas las encuestas y por cierto en la llamada «calle digital».

En este ambiente de permanente fricción y yoísmos de algunos parlamentarios, llama la atención un videomeme que subió este 1 de enero la diputada y precandidata presidencial Pamela Jiles, que con su capa fucsia va botando a varios personajes políticos, si bien es jocoso, la lectura y el mensaje es de violencia política porque para sacar al adversario político simplemente se recurre al principio primitivo de «derribarlo» por la fuerza, y ya Chile vivió esa experiencia primitiva. Es clave para el buen funcionamiento de la democracia y recuperar la confianza ciudadana el respeto y las formas, y los parlamentarios e todos los colores tienen ese deber para con la ciudadanía y que hace recordar el viejo dicho «Respete para que lo respeten».

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