Termina 2020.  Mas de 20 mil fallecidos, recesión económica, pobreza.  Son los datos visibles. Pero también hemos perdido dos intangibles: libertad y seguridad.  Son bienes que valoramos solo cuando los perdemos.  Son bienes que deben ser cautelados por la autoridad.  Es comprensible que por la pandemia suframos restricciones,  queda la duda si se han manejado con criterio.  Completaremos un año con FFAA desplegadas en tareas poco definidas en materia de orden interior.  Todos esperamos que los uniformados apoyen a la población en emergencia, cuesta comprender como se combate el virus con toque de queda.

El año cierra con constantes: aislamiento extremo de La Moneda, rechazo a los partidos, descrédito del Congreso.  Ciudadanos desconfiados, pero también preocupados por una crisis que se prolonga y una epidemia que no afloja.  Sistema político agotado. Actores políticos también. Pero no se dan por aludidos.

2020 también trajo noticias buenas.  Cuesta creerlo. Lo principal: el categórico veredicto del soberano, el plebiscito donde millones de chilenos demandamos un nuevo pacto social que iguale la cancha y lo exprese en una nueva constitución.  En paz, en democracia.  El plebiscito inauguró un cronograma institucional de salida a la crisis.   Las autoridades siempre dicen que las encuestas que valen son la de las urnas, pues entonces que escuchen lo que Chile dijo el 25/O.

También asistimos a un masivo y silencioso proceso de reinvención de miles de familias que ante la crisis y por necesidad apuestan a pymes de alimentos, servicios, trabajos a domicilio, entre otras.  Son precarios, pero valiosos esfuerzos por salir adelante.  Requieren de apoyo de entidades que para eso se fundaron: el Fosis, el Banco Estado, los programas regionales.  Es mejor apoyar el empleo que sólo dar bonos.

2020 también aceleró la digitalización del país, de nuestra educación, de nuestros servicios. Por cierto desnudó las debilidades que hay que superar: no basta con darle gratuidad a los estudiantes, hay que proporcionarles acceso a la nube, la carretera digital que una desde Visviri hasta Puerto Williams es una  necesidad nacional.  Dotar de puestos wifi libres a las localidades en regiones y en territorios extremos.

El 2020 también nos permitió comprobar que el andamiaje institucional, formado en décadas de hábitos republicanos, con el respaldo de la formación cívica de la mayoría de los ciudadanos, todo eso, resistió la crisis iniciada el 18/O,  y posteriormente a la pandemia, pese a las limitaciones de las autoridades, tanto de gobierno como el congreso.  Es un gran capital humano e institucional el que Chile tiene, cuidémoslo.  

Sensacion térmica: El diablo siempre mete la cola

Se acaba un año maluco.  ¿Que le pediremos al Viejito Pascuero? Clarito: que se vaya el bicho, que se reactive la economía y que el proceso constituyente sea un debate de ideas y proyectos de Nación, plural y democrático.  Como si fuéramos nórdicos. 

Pero el diablo siempre mete la cola.  A lo mejor el bicho también se reinventa.  La Moneda presentara las 10 mil vacunas como la Copa América (necesitamos a lo menos 10 millones) mientras algunos políticos estarán preparando el retiro del cuarto 10%.  Definitivamente no somos nórdicos. 

Lo que si esta en nuestras manos es disfrutar de nuestros afectos, y aperrar para sacar a Chile adelante, que si el 2020 no se la pudo con nosotros, el 2021 lo viviremos con más rodaje, aprendiendo de lo bueno y lo malo.  Que tengan unas felices fiestas.

Publicidad

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí
Captcha verification failed!
La puntuación de usuario de captcha falló. ¡por favor contáctenos!